Prólogo.

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Escrito por Devon Vinter, reflexionando y recordando, mientras esperaba el autobús.

Mi madre veía papeles en la mesa del comedor, fumando un cigarrillo. Desde donde yo estaba, la sala, se escuchaba cómo se estaba tragando lágrimas y callando sollozos. Según ella para que no se escuchara, pero nunca se le dio fingir estar bien cuando no lo estaba. Mi hermana, pues quién sabe. Nunca supe muy bien en qué gastaba el tiempo en las tardes, cuando no estaba en la escuela. Supe que "salía con sus amigas" por sus propias palabras y por las de mi mamá, aunque yo nunca vi entrar a alguna "amiga" suya a la casa.
Tal vez ella, Estefanía, mi hermana, no estaba en vista fácil de mi madre; pero yo sí.
Por las tardes, casi anocheciendo, pasaban el maratón de películas palomeras por la televisión abierta. Teníamos cable en casa, pero personalmente, me resultaba más cómodo sólo prender la tele y dejarme sorprender por lo que hubiera en ese momento. Había películas muy aburridas, y ni hablar de las que siempre se repetían como si las televisoras no tuvieran ni un centavo más para invertir en una película nueva. Pero para qué me quejo, si yo de todas formas me tragaba todo eso.
Aun así, a veces me encontraba joyas, que son películas interesantes de inicio a final. Mi género favorito, por ese entonces, eran las películas de suspenso. No sé si se pueda definir de esa manera.
Supongo que cuando no sabes cómo categorizar una película, siempre lo más fácil es decir que es de "suspenso".

Pasa mucho la ruta 88...

Pero, bueno.
A veces creo que no es tanto el hecho de qué género te guste. Simplemente sabes reconocer una buena película, una que te haga sentir cosas de manera inexplicable. No sé si los demás puedan coincidir con la palabra sentir, pues yo la uso mucho para muchas expresiones; pero puede que alguien no sienta las películas, puede que sólo las razone o vea.

Si una película me hace sentir de cierta manera, y me da una razón para emocionarme, ¿es inmediatamente buena?

Recuerdo con mucho amor la historia (una serie, siendo más específico) de este hombre, quien era un agente encubierto especial. Yo veía de niño a los policías y militares cerca de mi escuela, pasando con gran porte y formalidad, casi diario; y no los recuerdo igual de asombrosos a como yo veía a ese agente encubierto de FBI.
Estaba hipnotizado con su esencia y la persona que era. Tan carismático, guapo y extrovertido. Si él hubiera querido dominar el mundo entero siendo un cantante famoso o un político de 'bonita cara', fácilmente lo habría logrado.
En ese entonces, yo estaba enamorado de él. Vamos, ¿quién no se enamoraría? Incluso cuando mi madre veía la televisión conmigo, ella lo veía en escena y exclamaba que era "su novio", seguido de unas risas llenas de cariño, como si volviera a ser una adolescente otra vez. Cariño al momento.
O tal vez no estaba enamorado del actor, sino de su personaje, del contexto que lo rodeaba. Que, a pesar de muchas situaciones dolorosas, de que personas que ama le han fallado y que la vida en general ha sido dura con él, todavía tenga la fuerza y alegría de sonreír; ayudando a quienes más lo necesitaban, como, por ejemplo, yo. Nunca conocí un corazón más noble que el suyo.
Cuando acabó esa serie, me dolió con el alma, tardé algunos meses en recobrar mi vida a como era antes de verla. Me dolió y lloré muchísimo más, que cuando falleció mi padre.

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El amor verdadero de Devon Vinter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora