Después de la batalla contra Naraku las cosas tomaron un rumbo más pasivo, había decidido dejar que Rin viviera un tiempo en la aldea junto a la anciana Kaede y los demás humanos para que pudiera vivir una "vida normal".
No obstante, mis visitas eran casi a diario, aunque no muchas veces me acercaba demasiado, solo la observaba desde lejos para cuidar de ella.
Había crecido, ya no era esa niña pequeña que dependía de mi cuidado las 24 horas del día.
Junto a su adultez, creció su valentía y su audacia, siempre me había parecido alguien admirable a pesar de ser tan débil físicamente en mi comparación.La anciana Kaede varias veces logro verme a lo lejos, lo supe y recordaba que la primera vez que había entablado conversación con ella había sido hace tres años.
"—Deberías dejar que se quede conmigo hasta que llegue el momento y así ella podrá decidir—me decía la anciana mientras me miraba, sabía de lo que hablaba pero me molestaba que lo supiera.
—Después de todo, ella ya no será una niña—concluyó haciéndome redirigir mi vista hacía aquel pequeño ser que corría y jugaba con Kirara y Jaken. Suspiré y asentí.—Hasta entonces—me acerque a Rin para poder avisarle que tenía que irme.
—Jaken, ven conmigo.—Señor Sesshomaru, estoy lista para irnos—me miró al ver qué Jaken se acercaba hacía mi, ella lo siguió y se puso delante mío mientras me miraba con una sonrisa en su rostro.
—Rin, necesitas quedarte un tiempo en la aldea—ella hizo un puchero haciendo aquella cara tan característica de cuando quería llorar.
—¿Por qué? No quiero, iré con ustedes—nego repetidas veces con la cabeza mientras aguantaba las lágrimas.
—Haré un largo viaje.
—Puedo acompañarlo, le prometo que no lo molestaré—decía mientras se limpiaba unas lágrimas que ya no pudo contener con las mangas de su kimono.
—Vendrémos a verte niña, ya no seas necia—Jaken la tomo de ambos hombros al verla que ya no podía mantener su llanto reprimido.
—Señor Sesshomaru, señor Jaken—me miró y abrazo al segundo mientras este comenzaba también a lloriquear junto a ella. —Los esperaré pacientemente—se soltaron y limpió sus mejillas empapadas.
—Se una buena niña—me incline hacia ella y le limpie la mejilla con mi mano, ella sonrió y asintió.
—Vamonos Jaken—este me siguió mientras se despedía de ella.
—No se olviden de mi por favor—dijo agitando su mano mientras con la otra se limpiaba el rostro."
Recordando aquello volví al presente, ahora Rin, si mis cuentas no eran erróneas, tenía 19 años, era una mujer hermosa que había mantenido su personalidad intacta desde el día que la conocí.
Debía admitir que mis sentimientos habían evolucionado conforme su presencia me influenciaba, quería protegerla por el resto de su vida y estar a su lado, tenía algo de miedo, para ser sincero este tipo de cosas en su tiempo me parecían absurdas, es decir, no por el hecho de "sentir", si no, por qué a final de cuentas exteriorizabas uno de tus puntos débiles y eso los enemigos lo tomaban como ventaja.
Estaba en un conflicto interno al no saber cómo expresar esos sentimientos que como ya se sabía, eran nuevos y extraños para mí, después de todo gracias a ella, mi mente tenía pensamientos diferentes respecto a todo este tema de la relación demonios—humanos.
Jamás vi a Rin como alguien de quien me pudiera enamorar hasta ahora, ya que en su momento, cuando ella aún era una niña mi instinto de protección y cariño del tipo "paternal" habían florecido a su favor.
Ahora las cosas eran diferentes, ella podía tomar sus decisiones por si sola y elegir que era lo que quería hacer con su vida. Estuve un tiempo pensando, era hora de decírselo, no sabía cómo, solo quería hacerlo y que ella supiera que jamás estaría sola de nuevo.
Ese día por la tarde decidí visitarla, le pedí a Jaken que se quedará en la aldea mientras yo iba a hablar con ella, él la llamo y yo la espere pacientemente, estaba nervioso, me sentía extraño, aunque yo no era alguien muy expresivo entonces no se podía notar a simple vista.
—Señor Sesshomaru, que gusto verle—en cuanto me vió me sonrió enormemente mostrando sus dientes, se acerco corriendo hacia mí y al tenerla cerca pude notar que su altura era un poco más elevada que la vez anterior, también el aroma que despedía me parecía deleitable.
—Rin, ven conmigo—comencé a caminar para que ella me siguiera, me obedeció mientras tarareaba una melodía.
—Rin, ¿te has acostumbrado a vivir en el pueblo?—me seguía desde atrás, y pronunció un "Ajá" contestando mi pregunta.
—¿No te has sentido intimidada?—corrio un poco y se puso a un lado de mi y me negó con la cabeza.—En lo absoluto, todos son muy agradables conmigo—me sonrió, me sentí aliviado, estaba dispuesto a protegerla de quien fuera y el hecho de pensar que alguien le pusiera una mano encima me hacía enfurecer.
—Has usado el Kimono que te regale.
—Si es muy lindo, le agradezco mucho—se dio una vuelta entera y me volvió a sonreír. Era tan cálida, me proporcionaba tanta paz, mi vista se desviaba hacia ella sin querer, captaba toda mi atención, siempre admirando a tan bello ser.
—Rin, quiero que sepas que cuando estés en problemas, ansiosa, triste o lo que sea, no dudes en llamarme vendré hacía ti inmediatamente—ella me miró y pude notar un pequeño sonrojo en sus mejillas, no me dijo nada solo asintió. —Aunque estemos separados, si tu pronuncias mi nombre, llegaré rápidamente hasta donde te encuentres—tome su mano y ella levanto la vista hasta que nuestras miradas se encontraron. —La distancia no es un obstáculo, nuestros corazones están unidos por el poder de la confianza y no hay nada que temer—con la otra mano que tenía libre acaricié suavemente su mejilla, ella cerró los ojos al tacto y sonrió abriendolos de nuevo. —Basta con tener ese sentimiento, debería ser suficiente para llenar tu corazón—ella me miraba conmovida, pude notar como su sonrojo era más notable y junto a eso mi corazón se aceleró hasta hacerme dedicarle una pequeña sonrisa.
—Señor Sesshomaru—asintió varias veces, su rostro reflejaba felicidad absoluta y aunque ella no lo notará, me sentía igual. —Gracias por cuidar de mi todo este tiempo—no dejaba de dedicarme tan cautivadora sonrisa, yo solo la contemplaba, era lo más bello que jamás había visto en mi vida, lo más valioso para mí.
No le dije nada, solo me incline un poco para tenerla a mi altura y la atraje hacia mis brazos, jamás había sentido esto de esta forma, pero el hacerlo con ella me sentía como si todo este tiempo había estado vagando sin rumbo en esta vida tan solitaria, jamás sentí el vacío en mi interior hasta que ella lo lleno con su sola presencia.
Éramos almas gemelas, lo supe desde que mi frío corazón se volvió cálido para ella, desde que cada centímetro de mi ser se aferraba a su presencia, desde que la había elegido para que fuera mi esposa, ella sabía que la quería, aunque yo fuera alguien de pocas palabras, me esforzaba cada día por demostrárselo en base a mis acciones que la hacían estar feliz la mayor parte del día, me encantaba verla contenta, ver toda esa energía y tanta nobleza de su parte hacia los demás seres que no terminaba de creerme que alguien así pudiera existir en este plano terrenal.
Muchas veces me cuestione si realmente yo era adecuado para formar parte de su vida, me daba miedo no poder ser suficientemente bueno para darle lo que ella merecía, aún así, quería intentarlo hasta que ella me lo permitiera. Y me prometí hacerlo.
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YOU ARE MY DESTINY. (SESSHRIN)
FanficTodo transcurre después de la batalla contra Naraku, decidí que Rin debía vivir en la aldea con la anciana Kaede y el resto de los humanos, así cuando llegará el momento, ella podría elegir.