[9] ayudame

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*aviso de advertencia de agresión sexual

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*aviso de advertencia de agresión sexual

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AL DÍA SIGUIENTE ERA SÁBADO, ASÍ QUE DECIDÍ IR A DAR UN PASEO POR LA MAÑANA. Mientras caminaba hacia la ciudad, reflexioné sobre todo lo que estaba ocurriendo. El payaso estaba ocupado. En lugar de aterrorizar a la gente en la vida real estaba aterrorizando a la gente en sus sueños donde no podían defenderse. Nos superó, bueno garantizado que es como si tuviera miles de años de antigüedad. Sentí un tirón en mi muñeca. Salí de mis pensamientos y miré a la persona que me agarró. Esperaba que fuera alguien conocido, pero no era un completo desconocido. Miré fijamente al hombre que intentaba liberar mi brazo. Su agarre se hizo más fuerte.

—Suéltame—.Siseé con los dientes apretados. Él sonrió diabólicamente.

—No lo creo, señorita—.Era un hombre mayor, un hombre de unos 40 años. Con ojos marrones y barba.

—Suéltame ahora—,grité. Su agarre en mi muñeca estaba empezando a doler mientras me arrastraba por el callejón.

—¿Tienes una?—Un tipo preguntó tomando un trago de cerveza.

—No es un poco temprano para estar borracho—.Refunfuñé. El hombre se detuvo y se agachó justo en mi cara.

—¿Qué fue eso?—Escupió. El olor a alcohol golpeó mi cara haciendo que mis ojos se humedecieran.

—Ay parece un poco joven—.Un hombre comentó.

—Está bien, nadie lo sabrá nunca, ¿verdad, cariño?—El tipo que me agarró dijo. La respiración se me quedó atrapada en la garganta, no sabía qué decir ni qué iba a pasar. Los dedos del hombre recorrieron mi cuerpo haciéndome estremecer. Mis ojos se cerraron mientras él agarraba mi cuerpo. Necesitaba ayuda desesperadamente. Sentí que sus manos de gorro me agarraban por las caderas haciéndome gritar de miedo. Una mano me tapó la boca.

—Por favor, para—.Supliqué a través de la mano. Ellos sólo se rieron. Mientras el hombre enviaba besos por mis piernas. Oí un ligero sonido de desgarro y luego una brisa en mi espalda. Volví a gritar aún más fuerte para que alguien pudiera escuchar a través de mi mano amortiguada. Sentí que la presión comenzaba a liberarse cuando el hombre fue a desabrocharse el cinturón. Le di una patada a su pene y traté de correr, pero alguien me atrapó los brazos y me hizo retroceder. Me di cuenta de que Richie y Stan salían de Freeses.

—¡STAN, RICHIE, AYUDA!—Grité. Los dos miraron a su alrededor. Sé que Stan se dio cuenta de mi presencia porque sus rostros estaban fruncidos. Empezaron a correr mientras el hombre me golpeaba contra la pared. El golpe me hizo perder el conocimiento. Lo último que vi fue al hombre que me quitaron de encima antes de perder el conocimiento.

 Lo último que vi fue al hombre que me quitaron de encima antes de perder el conocimiento

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Cuando me desperté estaba en mi cama, Richie y Stan a mi lado.

—¿Qué pasó?—Mascullé. Richie me agarró la mano.

—Nos los hemos quitado de encima, por suerte—.Me dijo Stan.

—Sí, estaban intentando...—

—Lo sé—.Dije sonriendo con tristeza.—Gracias—.Ellos asintieron. Sonó un golpe en la puerta de mi habitación. Miramos a la puerta. Bill estaba de pie con una expresión triste en su rostro. Una lágrima cayó por mi mejilla.

—Estaremos abajo—.Stan dijo siguiendo a Richie por la puerta. Me senté. Bill entró y se sentó conmigo en mi cama.

—Bill—.Fue todo lo que dije antes de que me atrajera en un abrazo. Me senté y lloré. Mis lágrimas empaparon la espalda de la camisa de Bill. Bill se sentó ahí acariciando mi cabello susurrando que todo estaría bien.

Después de un rato Bill me preguntó si estaba lo suficientemente bien como para bajar. No estaba bien ni mucho menos, pero Stan y Richie me estaban esperando. Asentí agarrando la mano de Bill. Bajamos las escaleras y mi madre se sentó en la silla junto a Richie y Stan en el sofá. Las lágrimas caían por su cara. Supuse que se lo habían dicho a ella y a Bill. Cuando se dieron cuenta de mi presencia mi madre se levantó. Me solté de la seguridad de Bill y dejé que mi mamá me jalara en un abrazo.

—Lo siento mucho, cariño—.Ella susurró.

—¿Qué está pasando?—La voz de mi padre sonó por toda la casa.

—Papá—.Dije corriendo a sus brazos.—Algunas personas se cansaron de aprovecharse de mí esta mañana—.Le dije en voz baja. Su sonrisa cayó mientras sus ojos se nublaban. Me abrazó con fuerza.

—Vas a estar bien—.Preguntó.

—Con el tiempo—.susurré. Mi madre se unió anuestro abrazo y pronto Bill, Stan y Richie. Nos quedamos un rato en la sala deestar con las lágrimas cayendo por nuestras mejillas. Sabía que por muy mal queparecieran las cosas ahora, acabarían mejorando.

² 𝐖𝐄 𝐖𝐎𝐍𝐓 𝐅𝐋𝐎𝐀𝐓 | ᵇⁱˡˡ ᵈᵉⁿᵇʳᵒᵘᵍʰ ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora