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Yoon-Jisoo:
— Oigan, yo no escuché nada. — Cheong-san llamó nuestra atención. — ¿Ustedes escucharon algo?
— ¿Qué cosa? — preguntó Su-hyeok.
— Cuando Na-yeon se fue... y la profesora salió... yo no escuché nada.
— ¿Hablas de los gritos? — le pregunté.
— Si.
— Tal vez no murieron... — opinó Dae-su. — Si los zombies las hubieran mordido habrían gritado. Están vivas. — nos miró. — ¿Por qué no dicen nada? Digan algo... no es tan difícil.
— Ni yo. — Hyo-ryung se unió a la conversación. — Tenía miedo porque no sabría cómo me sentiría si... las escuchaba gritar.
— Yo tampoco escuché nada. — mi mejor amigo levantó la cabeza de la mesa.
— Tengo razón, están vivas.
— ¿Les parece justo? — dijo Ji-min. — Es una asesina, mató a Gyeong-su y es por eso que se fue. ¿Es justo que siga viva? Son una bola de hipócritas.
— ¿Y la profesora? — Woo-jin a mi lado izquierdo le preguntó — ¿Ella también merecía morir?
— No tenemos la culpa.
— Aunque no la tengamos eso también nos hace responsables.
— ¿Responsables? ¿Nosotros que hicimos? Na-yeon mató a Gyeong-su, se hizo la víctima y por eso decidió irse. Na-yeon dijo que nunca la escuchamos, cuando nadie te escucha, ¿eso es lo que haces? — nadie respondía nada y siguió hablando. — La profesora no estaba de nuestro lado, pero nunca le pedimos a Na-yeon que se fuera y menos a la profesora que fuera a buscarla, ¿debemos sentirnos mal? Nosotros no hicimos nada.
Todos nos quedamos en silencio por unos minutos, hasta que Su-hyeok habló.
