A Helun of a Good Time (Traduccion al Español)

Capitulo 3

Bell mentiría si dijera que no esperaba "toparse" con alguien conocido en su viaje de compras. No, lo esperaba realmente. Con la línea de preguntas de Helun y su incesante deseo de hacer que todo lo que hace parezca casual y no intencionado, estaba seguro de que se cruzarían por casualidad.

No se había atrevido a expresar su deseo. Sinceramente, ni siquiera lo había pensado. Era algo que deseaba sin saber. Disfrutaba de la compañía de Helun y quería que estuviera más a menudo.

No se equivocaba con encontrar a alguien al azar. Sólo deseaba haber sido más específico a la hora de saber con quién.

"¡Ah! ¡Bell! Qué coincidencia, no esperaba ver al joven y apuesto héroe por aquí, pasando el rato con el resto de nosotros. ¿Por qué, lo hiciste, mi querida Asfi?"

Sí, Bell realmente no estaba de humor para esto. "A la mierda, Hermes".

Y con eso, se dio la vuelta y reanudó su búsqueda de harina. La elaboración de pasteles siempre se llevaba una gran parte de sus provisiones, con la necesidad de cubrir la masa para hacer la corteza.

"¡Pero...!"

Siguió caminando, ignorando decididamente la mierda que probablemente salía de la boca del dios. Realmente no tenía ganas de lidiar con esto en este momento.

Desafortunadamente, Hermes era cualquier cosa menos alguien que se rinde.

"¡Espera, espera, Bell, mi muchacho! No hace falta que salgas corriendo ahora, ¡sólo quiero hablar contigo!" El rubio hizo una pausa para resoplar. "¿Puedes ir más despacio?"

"Vete a patear arena".

"Sabes que eso no es muy agradable".

Bell hizo una pausa para considerarlo por un momento antes de asentir. "Patea la arena".

De hecho, Hermes no fue a patear la arena. Bell empezaba a ver una tendencia. Una pena, en realidad, el dios habría sido una compañía mucho mejor si lo hubiera hecho.

(Aunque sólo sea porque la arena más cercana para golpear estaba en Meren).

"¡Sólo voy a seguir siguiéndote y hablando hasta que me escuches! ¡Sólo vas a alargar esto evitándome!"

Bell suspiró; largo, resignado y derrotado. Realmente deseaba que matar a los dioses estuviera permitido. O al menos... darles una pequeña bofetada. A Hermes le vendría bien una buena bofetada. Bell no estaba del todo seguro de estar dispuesto a matar a nadie, ni siquiera le gustaba matar monstruos. Matar gente le parecía... desagradable.

"Entonces, ya habla, Hermes. ¿Qué es lo que quieres ahora?"

"¡Quiero hablar de tu sueño, por supuesto!"

El panadero resistió el impulso de poner los ojos en blanco. Naturalmente. ¿Qué otra cosa podría querer ese hombre?

"Por favor, continúa entonces, estoy deseando escuchar lo que tienes que decir sobre mi sueño".

Hermes asintió con seriedad, una de sus manos apretando la tela de su camisa sobre su corazón mientras hablaba con dramatismo. "Recuerdo que hace años recibía estas cartas, ¡estas increíbles cartas! ¿Sabes de qué trataban, Bell? Pues no temas, porque te lo voy a contar. Eran sobre un chico, un chico valiente, un chico heroico que vivía unas aventuras increíbles. Era como una escena sacada directamente de un cuento de hadas de antaño. De verdad".

Bell se limitó a sacudir la cabeza con desánimo mientras mantenía abierta la puerta de la tienda de comestibles para sus inoportunos compañeros.

"¡Este chico- no! ¡Este héroe!"