— ¡Yibo! ¿Podemos parar ahora? Estoy cansado, tengo hambre y ya está oscuro. — por tercera vez consecutiva, Yibo estaba ignorándolo. ¿Acaso ese cabeza dura no veía que estaba a punto de morir por haber corrido durante todo el día?
Después de pasar a escondidas a su casa y tomar algunas pocas cosas que estaba seguro, que más tarde que temprano necesitarían, lograron pasar la frontera sin ser vistos por los vigilantes de la noche. Comenzaron a correr a través de un bosque tan desconocido como los misterios del cielo. Era obvio que Zhan tenía miedo de lo desconocido, adentrarse a un mundo donde cada segundo asechaban los peligros, desde animales salvajes que quisieran cenarlos, hasta cambia formas rebeldes sin manada que los quisieran atrapar para torturarlos, o incluso quien sabe que otra terrorífica y maligna criatura mágica al asecho.
El pequeño chico castaño, estaba más que consciente de todo a lo que se estaban enfrentando, pero a pesar del miedo que pudiera sentir, nada en la vida se compararía a la pérdida de Yibo; por eso contra todo buen juicio que su cabecita pudiera tener, decidió seguir al menor en la locura más grande que pudieran vivir a sus cortos años de vida, que esperaba no fueran los últimos.
Sintiendo el aire helado de la noche lastimar su rostro, intentó seguir el ritmo de Yibo al correr, pero con dificultad podía seguir su rastro, ya que el menor tenía la ventaja de años de entrenamiento físico, del cual Zhan carecía. Por eso en algún punto de la carrera; Yibo lo sujeto de la mano para que siguiera corriendo. Aprovecharon toda la ventaja que la luz del día les había dado para poner distancia entre la manada y ellos porque entre más lejos estuvieran, más difícil sería para los rastreadores encontrarlos.
Al momento de que la luna ya se alzaba en el cielo nocturno dio marca al aclamado descanso que el castaño estuvo pidiendo desde hace horas atrás.— Bien, creo que ya tenemos algo de ventaja, podremos descansar un poco y refrescarnos para continuar. — dijo el pelinegro abandonando su pequeña mochila en el suelo junto a un pequeño y despejado arroyo de agua dulce.
— ¿Tú crees que ya se dieron cuenta de que no estamos? — la respuesta de Yibo se vio repentinamente interrumpida por los claros aullidos de lobo que cortaron el silencio del bosque.
Rápidamente ambos jóvenes lograron identificar de quien se trataba y para sorpresa de nadie, aquel sonido era una clara advertencia de Haikuan, el chico que había venido de la manada del Oeste, que con el tiempo les había demostrado a todos en la manada tener las mejores habilidades en rastreo y caza. Al parecer no lo mandaron solo a buscarlos, lo acompañaba el hermano mayor de Zhan; Cheng, quien a pesar de ser un Omega era igual o más hábil en seguir un rastro.
— No puedo creer que mi padre le permitiera a Cheng salir... nos encontrarán en cualquier momento, ¡tenemos que irnos ahora Yibo! — con su voz alarmada Zhan logró sacarlo de sus pensamientos, Yibo se quedó por unos momentos observando como ese pequeño chico que daba la apariencia de una delicada flor que necesitaba de la protección de alguien, tenía el espíritu más fuerte que alguna vez haya conocido.
Zhan se encontraba sumergido en la histeria de no ser descubierto mientras tomaba las pertenencias que dejaron en el suelo y soltaba un serie de palabrería de lo que les llegaría a pasar si los descubrían. Se veía exhausto, sus ojitos cansados y parecía temblar de frío o medio, incluso podrían ser por ambas razones y aun así, pretendía continuar solo para que él lograra su absurdo cometido.
Yibo se sentía el peor de los hombres por siquiera dejar que Zhan lo acompañara a una aventura que sonaba tan irreal de conseguir, él jamás permitiría que algo malo le sucediera, era una de las personas a las que más amaba en el mundo entero y por alguna extraña razón siempre sintió una energía tan difícil de entender que lo atraía al hermoso castaño, impulsándolo a estar junto a él en todo momento que le fuera posible, a mimarlo, protegerlo e incluso celarlo a cada hora del día, porque había algo dentro de él que reclamaba a Zhan como suyo.
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𝕀ℕ𝕊𝕋𝕀ℕ𝕋𝕆 [YiZhan]
Fanfiction"𝐍𝐨 𝐬𝐞 𝐜𝐮á𝐧𝐝𝐨 𝐦𝐞 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫é 𝐝𝐞 𝐭𝐢...𝐃𝐞 𝐩𝐫𝐨𝐧𝐭𝐨 𝐚𝐡í 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚, 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐦á𝐬 𝐢𝐦𝐩𝐨𝐬𝐢𝐛𝐥𝐞 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐦𝐚𝐧𝐚𝐝𝐚" 𝑻𝒂𝒍 𝒗𝒆𝒛 𝒀𝒊𝒃𝒐 𝒏𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒃𝒂 𝒊𝒏𝒕𝒆𝒓𝒆𝒔𝒂𝒅𝒐 𝒆𝒏 𝒔𝒆𝒓 𝒆𝒍 𝒂𝒍𝒇𝒂 𝒒𝒖�...