𝕀ℕ𝕊𝕋𝕀ℕ𝕋𝕆 [YiZhan]

FINAL: 𝓙𝓾𝓷𝓽𝓸𝓼 𝓬𝓸𝓷𝓽𝓻𝓪 𝓽𝓸𝓭𝓸

Con pasos cautelosos, digna de un can al acecho, el lobo negro se fue acercando a los cinco hombres cambia forma, esperando atacar a la más mínima provocación. La nublada mente de Yibo, no podía entender el hecho de que su cambio como un lobo adulto había llegado. Era un Alfa, un jodido Alfa enojado y posesivo que solo podía pensar que su Omega se encontraba rodeado de otros machos olfateando su delicioso y adictivo aroma a flores silvestres que solo le pertenecía a él.

Los celos de un animal posesivo despertaron con agresividad. El deseo de utilizar sus filosas garras para romperles la garganta y se alejarán de su omega comenzaron a emerger cual lava de volcán; caliente y peligrosa. Un gemido necesitado de atención salió del lobo blanco echado en el suelo, liberando fuertes feromonas que llamaban a su macho a aparearse y aliviar el dolor de necesidad intensa en su vientre. Al notar el estado de celo del omega, los rebeldes no se hicieron a la espera de intentar tomar al dulce lobo dispuesto, claramente sus intenciones fueron frustradas por un gruñido infernal y el ladrido molesto del enorme Alfa negro de ojos rojos que amenazaba con soltar el primer mordisco.

Ante tal provocación y por el instinto tan antiguo de la lucha de supremacías, los hombres mutaron a bestias distintas a cualquier lobo cambia forma común, el pelaje salpicado por diversas áreas de sus cuerpos de forma dispar en su piel, su columna vertebral parecía atrapada entre la forma de un canino de cuatro patas y la de un humano, sin embargo lo peor de toda la surrealista escena, eran sus rostros híbridos que mostraban las facciones de un lobo con genes de hombre en ellos, sus hocicos sobresalientes y llenos de dientes filosos e irregulares lo adornaban de manera casi escalofriante. Y sus ojos, sus ojos tan negros y desquiciados que auguraban un mal desenlace para el solitario Alfa que con desespero intentaba alejarlos de su pareja en celo.

Pero desdichado fuese Yibo si no estuviera dispuesto a llegar hasta la última consecuencia para defender a Zhan, aquel hermoso joven de sonrisa coqueta que paseaba junto a él los días caluroso en verano, el tímido chico que se escondía entre sus brazos en las frías nevadas de invierno, aquel amigo incondicional con quien platicaba por horas sin aburrirse ni un poco debajo de los robes teñidos de tonos claros y marrones en otoño, y al pasional hombre con el que compartía besos cálidos, caricias traviesas y miradas que prometían una larga vida juntos. Nunca permitirá que nadie lo lastimara de cualquier forma, así que con toda su valentía y máxima fuerza arremetió contra el lobo más próximo y los gruñidos furiosos llenaron la noche en la cima del monte.

Zhan contra todo el dolor y la pesadez que sentía, intentó levantarse para ayudar a Yibo, quien contra cinco lobos mutantes llevaba todas las de perder, pero Zhan sabía que prefería mil veces  morir, a dejar solo al hombre de su vida.
Con sus blancos colmillos, el grácil omega logró lastimar el costado de un de los rebeldes que mantenían sometido a Yibo, quien intenta con movimientos bruscos y violentos soltarse de las garras del enemigo. El hombre chilló de dolor sangrante en su costilla, pero fue poco el tiempo que los jóvenes lobos cantaron victoria, pues eso solo logró alebrestar más a las criaturas dando manotadas que rasgaba la gruesa piel de lobo.

La sangre comenzó a manchar las hierbas verdes de la montaña y el pelaje oscuro del animal. Yibo sentía que cada segundo que transcurría, su alma iba desfalleciendo sin fuerzas, pues hacía tiempo que  dejó de intentar hacer algo para salvarse, si bien era difícil mantenerse en estado animal en el primer cambio, ahora que estaba herido y desangrándose lo convertía en una lucha titánica de fuerza.

No fue hasta que escucho un aullido de dolor proveniente de su omega, que el instinto de Alfa dentro de él regreso con impetuoso coraje y sed de sangre. Esos imbéciles pagarían por el dolor infligido en su pareja y lo harían con la muerte.