CAPITULO V

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A veces las cosas no salen como uno quiere y eso es exactamente lo que le estaba pasando a Jungkook, pues después de cambiar las sabanas de muy malas formas, como si ellas tuvieran la culpa del cambio climático y de la perdida de la capa de ozono y de acostarse con tan solo los bóxer, no conseguía dormirse, tal vez era el karma siendo un poco hijo de puta con él, por que llevaba un par de horas dando vueltas y vueltas en la cama y lo único que había conseguido es aumentar su mal humor.

Saltando un gemido de frustración, se coloco mirando al techo y paso uno de sus brazos por debajo de la cabeza para apoyarse en el, mientras se preguntaba que es lo que habría terminado por hacer Tae, en su batalla con las sabanas no había prestado atención a si oía algún ruido de puerta que le dijera que se había ido y no es que fuese algo que le preocupara en demasía, pues lo que le había dicho de que no le importaba lo que fuese a hacer, en cierta forma era cierto, pues la única forma de sentirse tranquilo y poder pensar, era teniendo a Tae lejos.

Jungkook resoplo, meditando en algunas de las cosas que habían pasado desde que Tae había aparecido por su puerta, tenia muy claro que iba a recibir una llamada de su abuela a no tardar mucho, para decirle y por supuesto preguntarle lo que no le había dicho, ni preguntado y eso le creaba un cierto desazón y no por miedo a decirle la verdad, si no por el simple hecho de que se estaba planteando mentirle y eso era algo que no soportaba, sobretodo por que su abuela no se lo merecía.

Tambien había un pequeño detalle en el que no había ni pensado, cuando tuvo la genial idea de dejar entrar a Tae de nuevo en su vida y era que iba a decirles tanto a su hermano cuando volviera a la ciudad y a Jimin, sobretodo a Jimin.

Era genial el talento innato que tenia para complicarse la vida el solito, si hubiese algún tipo de premio o reconocimiento de seguro que el tendría todas las papeletas de llevarselos.

Un tercer suspiro salio de su boca para después mordisquear su labio inferior y sin mas le dio un manotazo al edredón y lo aparto para poder sentarse en la cama, llevándose las manos al cabello se lo aparto hacia atrás reteniendolo un momento para volver a soltarlo, tal vez un vaso de leche, fuese suficiente para conseguir conciliar el sueño de una santa vez.

Arrastrando los pies salio de su habitación y se quedo prácticamente congelado cuando vio a Tae todavía vestido apoyado en uno de los ventanales mientras le daba pequeños tragos a una taza, si se le paso por la cabeza dar marcha a tras y volver por donde había venido, fue demasiado tarde por que en cuanto se planto en salón, Tae ladeo la cabeza y le miro, una décima de segundo es lo que necesito para recordar que solo llevaba sus bóxer negros, que fue lo que Tae necesito para ensanchar los ojos y hacerle una buena radiografía de cuerpo entero, la intensa, descarada y sobretodo hambrienta mirada que le dio mientras le recorría el cuerpo, fue mas que suficiente para que sintiera un escalofrió por toda la columna vertebral, a la vez que notaba como le subía un intenso calor hasta las mejillas.

Tae fue alzando una ceja mientras se relamía los labios y Jungkook le maldijo por parecer tan jodidamente caliente con ese gesto.

- Cuanto mas te miro, mas me pregunto donde quedo mi pequeño y dulce Jungkook-ah, se que te he dicho que me encantan tus tatuajes... pero me siento en la obligación de decirte que te ves muy caliente con ellos- susurro subiendo su mirada por su cuerpo por segunda vez. Jungkook trago saliva y haciendo todo un esfuerzo para mover su cuerpo paralizado, dio media vuelta.

- Creció y dejo de ser dulce y ya te dije que no me llames así... no te lo volveré a repetir-musito dirigiéndose a la cocina

-Al menos, sigues teniendo el mismo mal humor cuando no te puedes dormir -medito Tae ignorando lo que le había dicho y Jungkook por contestación le soltó un gruñido, mientras abría el frigorífico para sacar la botella de leche.

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