Capitulo 18.-

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Capitulo 18.- Desamor

No hay nada que duela tanto,
como duele una traición,
de la persona que más se ama,
a quien se entregó el corazón.

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—Este es el último vestido ¿Qué les parece?— Priscila está en una plataforma de madera probando una vestido, da una vuelta para que lo veamos mejor pero yo solo me limito a tomar de mi copa

–Es lindo hija pero no me convence— interviene mi tía

—Sí a mí tampoco me convence del todo— coloca sus manos en su cintura y gira el torso para ver mejor el vestido —Creo que buscaremos más opciones —

—Claro Priscila es tu día y debe ser todo perfecto— dice su amiga y Priscila asiente con la cabeza

—La acompañó al vestidor— Noemí toma de la mano a Priscila para ayudarle a bajar

—Mi amiga se veía hermosa con todos los vestidos pero no vi que con ninguno le brillaran los ojos–

—Lo bueno es que aún tiene tiempo mi hija, para encontrar ese vestido especial—

—Bueno, si esto fue todo, me voy— me levanto del sofá, tomo mi bolsa y camino hacia mi tía

—¡¿Ya tan rápido mija?!– se levanta del asiento y coloca sus manos en mis brazos —Ahora que salga Priscila vamos a ir a comer, ven con nosotros—

—Oh, no gracias tía, tengo algo que hacer solo hice tiempo para esto— dejo mi copa en la mesa que está a lado de mi tía —adiós tía—le doy un beso en la mejilla y me despido también de beso de la amiga de Priscila

Empiezo a caminar a la salida, escucho a mi prima salir, giro para verla pero antes de que me detenga choco con alguien

—Lo siento— me apresuro a decir pero una vez que levanto la cabeza para ver quien es... trago en seco

—¿Te encuentras bien?— dice Axel colocando sus manos en mis brazos

No entiendo como a pesar de todo aún sigue acelerando mi corazón .

Antes de poder contestar llega Noemí, apenas nos ve sonríe

—Oh que bueno verte Axel, realmente no me equivoqué al decir que son el uno para el otro — se acerca a nosotros —que sigan teniendo un feliz matrimonio — acaricia mi hombro

—Es mi prometido— se apresura a decir Priscila mientras camina hasta nosotros sumamente molesta

—Pero... ¿no era su esposo? Creí que...— nos mira confundida tratando de entender

—Nunca se casaron— intervine la amiga de Priscila

No sé cuánto tiempo había pasado desde que salí del hospital, solo sabía que había tomado las llaves y empecé a conducir sin destino. Solo me deje llevar, aunque talvez lo único que quería era desaparecer.

No tenía la menor idea de donde estaba y eso está bien, apenas estacione el auto, me encontraba frente una hermosa Laguna.

En otro momento talvez hubiera disfrutado del paisaje y la naturaleza pero esta vez solo me daba más dolor

Camino lentamente por la orilla del agua, sin poder evitarlo un grito desgarrador sale de mí y poco a poco caigo

No me importaba nada, lo único que quería era desahogarme, que este dolor se fuera de mí, empecé a llorar como si con esto pudiera borrar los recuerdos, el dolor de saber que quienes me querían eran los responsables de mi sufrimiento

—¡Por favor ... para ya!— me pego en el pecho —¡Para de doler!— le reclamo a mi corazón

—¡Para con este sufrimiento que ya no puedo!— me arrodillo ante el dolor y siento como me el aire me falta —¿Como podré vivir sin ti?

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