PERDIDA

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Inspiración: Idea de TikTok.
~•~

—Él morirá hoy.

Fury decidido sentenció e inmediatamente María Hill junto con un grupo de viudas negras salieron del salón de conferencias. Tony se quedó estático, no parpadeaba y apenas respiraba. No sabía cómo reaccionar a lo que el director anunció, años de enfrentamientos se reducían a este final.

Tony entendía que debería sentirse aliviado y hasta triunfante. Cada estudio en combate que hizo finalmente bastaba, ahora Shield contaba con la información detallada de lucha de él. Shield ahora conocía sus puntos débiles, sus movimientos de ataque. Su enemigo jurado moriría hoy, todo ese juego del gato y el ratón se terminaría. No habría punto intermedio, tampoco duelos de revancha. Las viudas negras acabarían con él, con Steve Rogers.

Con la información que tenían y el plan de ataque de Fury, lo harían. Acabarían con la manada de Rogers por acoger a traidores, la alianza de Shield y Dreykov era una deuda pendiente. Ninguno perdonaba: Fury a Steve Rogers por burlarse de su confianza, Dreykov a Natasha Romanoff por desertar a su liderazgo para amar a James Barnes.

Morirían, morirían todos.

Por un minuto, Tony juró que se le acababa el aire. La vista se le hizo borrosa, su corazón latía fuerte. Tony sentía que tendría un infarto, que moriría ahogado. Sus manos sudaban, escalofríos le recorrían el cuerpo. Estaba teniendo un ataque, Tony cerró los ojos. Trató de tranquilizarse, pensó en Pepper. Ella debía ser la única persona que lo ayudase, era su alfa. Pero, su mente le llevó a esa noche en la que Steve Rogers le ayudó a no morir en esa curva.

El recuerdo de estar en los brazos cálidos de Steve Rogers, de recibir sus atenciones e incluso sus sonrisas le bastaron. Tony volvió en sí, notó que estaba solo. Se avergonzó por lo que recordó y por las razones que lo hizo. Se sentía doblemente en deuda, no lo podía dejar morir.

Esto era tan incorrecto, tan imprudente.

Steve Rogers era un asesino, un cruel asesino.
Pero, Tony no quería que muriese.

No podía.
Se iría al infierno.

Tony corrió en la búsqueda de Fury, se le avisó que aún seguía en la pista de aterrizaje. Fue hasta ahí, lo estaba esperando. Fury tenía el maletín con su traje, Tony suspiró profundamente. No podía simplemente abandonarlo, adelantárseles. No era opción, no con Nick Fury.

Tony dudoso se adentró al helicarrier y fingió una sonrisa que Fury se la devolvió. —Sabía que vendrías.

—Es Steve Rogers, participar en su caída me servirá para regodearme entre los alfas del Capitolio.

—Nadie dudará de la lealtad de los betas, nunca más. —Fury entregó el maletín a Tony, seguido le palmeó el hombro. El mayor se sentía orgulloso de haber escogido a Stark para esta misión, de no haberse equivocado como lo hizo con Steve. —. Cumplirás tu propósito, los betas ya no serán renegados.

—Haces que mi ego suba, Nick. ¿O acaso pretendes que me vuelva más insoportable?

Fury rio ligero. Tony se mantenía intacto, no había influencia de Steve Rogers.

Fury lo creía, estaba muy orgulloso. Tony resistió, se mantuvo y ahora tendría la gloria de esta caída. Se acercó a Tony, le tomó del cuello, pegó su frente contra la de él y le sonrió sinceramente.

—Eres mi muchacho, Tony. Hoy y siempre.

Tony no respondió, el temblor en su voz le delataría. Su culpa se evidenciaría, solo bajo la cabeza aún más. Fury confiaba en él, la relación que los unía iba más allá de héroe y espía. Fury era quien procuró de él cuando Howard y María Stark murieron, era más que el simple director de la organización para la que trabajaba. Fury era su familia y estaba apunto de traicionarlo. Tony lo reconocía, pero no podía detenerse.

STONY ONESHOTS - DRABBLES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora