Capitulo 1.

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Llego a casa y voy directa al salón, pero lo que me encuentro no es de mi agrado, veo a mi padre estrechar la mano de Enzo D'angelo una vez mas, Axel, su hijo esta a su lado. Lo que significa que vuelve a hacer negocios con la mafia italiana. ¿Cuando entenderá que esta gente es peligrosa?

-Oh, princesa ya estás en casa. Ven a saludar a los D'angelo- dice mirando en mi dirección y yo fuerzo una sonrisa acercándome a ellos.

-Es un placer tenerlos en nuestra casa- digo estrechando la mano de Enzo y tras esto la de su hijo.

-A partir de ahora nos veremos más a menudo- dice Enzo mirando sonriente a mi padre y mi expresión de confusión debe de ser notable cuando el señor D'angelo aclara el comentario anterior- muy pronto seremos familia.

No puedo creer lo que acabo de escuchar, mi corazón late a mil por hora y no precisamente de emoción, ¿a que se refiere? Miro a mi padre atonita, esperando una respuesta de su parte.

-Vas a casarte con Axel D'angelo, en un mes- responde mi padre, apartando cualquier duda de mi cabeza.

-Eso es imposible- digo riendo nerviosa.

-Muy pronto serás mi esposa- dice Axel acercándose a mi y rodeando mi cintura con su mano- son negocios, no lo entenderías.

-¿Vienes a mi casa a pedir mi mano y encima me tratas de tonta?- digo apartandome de él- nunca, escuchadme bien los tres, nunca me casare con un D'angelo.

-¿Crees que yo me muero por casarse con una niña malcriada?- dice Axel frunciendo el ceño- como ya te dije son sólo negocios. En un mes serás mia.

-Antes me suicido- replico y salgo del salón subiendo a mi habitación.

No me puedo creer que se les haya ocurrido semejante locura. Nunca me casaré con un D'angelo, y haré todo lo necesario para ello.

Poco tiempo después mi padre entra en mi habitación sin llamar a la puerta, con ese simple gesto ya se lo molesto que esta por mi respuesta anterior.

-Octavia vas a casarte con Axel D'angelo, y es una orden- gruñe furioso.

-Papa, ¿te has vuelto loco? No voy a casarme y mucho menos con un mafioso- digo enfurecida

-Tu harás lo que yo te ordene para eso soy tu padre- grita enfurecido mirándome a los ojos.

-Estas firmando mi sentencia de muerte, pensé que te importaba un poco mas- respondo antes de salir por la puerta.

Salgo de casa dando un portazo y con un gesto con la mano le ordeno a mi guardaespaldas que se quede, necesito estar sola. Me subo en mi Range Rover Evoque de color blanco y lo arranco. Salgo de la finca de la mansión con la música a todo volumen y me sumerjo en el tráfico de la carretera en dirección al centro de Palermo. Necesito ir al gimnasio y descargar toda la ira y frustración que siento ahora mismo. Además, quiero ver a Marcelo, seguro que él me ayudará a salvarme de este estúpido matrimonio a la fuerza. Cuando llego a la piazza San Domenico me bajo del coche y le doy las llaves al portero del gimnasio.

-Bienvenida señorita Blume, que tenga un buen dia- dice Luca, el portero, sonriendo mientras se sube en el coche para aparcarlo.

-Gracias- sonrío y entro en el edificio.

Paso por recepción sonriendo y voy directa al vestuario de mujeres a cambiarme de ropa. Cuando entro me acerco hasta la taquilla y la abro, cojo mi bolsa de deporte y saco la ropa, me cambio rapidamente y ato mi pelo en una coleta alta, cojo mi botella de agua y guardo todo lo demás en la taquilla de nuevo. Salgo al pasillo y camino por el gimnasio. Subo hasta el segundo piso.

Casada con el hijo de la mafia. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora