SIN EL CUERPO PERFECTO

9 0 0
                                        

El cuerpo femenino cambia para desarrollarse, para madurar, para dar vida, para dar alegría, para dar fortaleza y para ternura, somos más sentimentales o frágiles que ellos, pero igual de importantes.

A la hora de desarrollarse para mostrar al mundo avances de lo que dejamos de ser, para prepararnos no solo para parir, sino para vivir mejor, es un acto natural, doloroso y necesario.

Para madurar, porque somos un conjunto de explosiones e ideas locas que debemos aprender a vivir correctamente, corriendo riesgos, para obtener nuestros anhelos.

Para dar vida, momento mágico para el cual no todas las mujeres nacimos, ya sea por decisión propia o por mandato de la naturaleza, pero que no nos impide dar la vida por nuestros seres queridos. Dando vida a otro ser, damos nuestra propia vida, damos oportunidad, pero antes de dar vida damos dolores cabeza a nuestras parejas muchas veces, pero es que es difícil que nos comprendan al 100% porque ni siquiera nosotras mismas nos entendemos, ni siquiera nosotras mismas comprendemos que está pasando en nuestro en interior, ya que las hormonas hacen de las suyas con esos repentinos cambios de ánimo, que se mezclan con los cambios físicos, porque nos vemos más gorditas, y gracias a eso, ya no nos queda nuestra ropa favorita, porque se nos agota la energía o en otros casos tenemos demasiada, porque queremos apapachos. Porque si antes nos disgustaba algo de nuestro cuerpo ahora se nos suman otros más, pero todo eso vale la pena para ver a nuestros bebés sanos, Es un proceso de muchos cambios no solo notorios, sino internos de nuestro bebé.

Para dar alegría, a nuestros hijos humanos, perrunos, gatunos, para dar alegría a nuestras parejas, a nuestros seres queridos, hasta a los desconocidos, porque con solo un pequeño acto tan insignificante para muchos como lo es un saludo, podemos cambiar el día o el rato de una persona, cosa que también saben hacer perfectamente los hombres, quienes nos alegran la existencia con sus pendejadas, con las cuales hasta tiernos se ven, con las que nos salen en medio de una discusión solo para hacernos reír y que dejemos de dar lata, o con las que salen cuando están nerviosos. 

Sin el cuerpo perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora