Sin el cuerpo perfecto

Sin el cuerpo perfecto, pero no con aserrín en el cerebro, sino con mucho potencial, muchos sueños y anhelos. Sin el cuerpo perfecto, con gorditos, con estrías, pero al final con simples detalles de más, nadie en sí podrá tener el cuerpo 100% perfecto antes la sociedad, así que mejor que valga madre el que dirá sobre mi cuerpo, puede que a veces no me sienta 100% cómoda con él, pero es ese cuerpo imperfecto mi movimiento, mi sentir, mi vivir, mi todo, mis risas, y mis recuerdos. Muestra mi avance, muestra mis sentimientos, mis emociones explosivas y mis amores, mi pasado, relata mucho de mí, por no decir que relata todo.

Sin el cuerpo perfecto, pero con el razonamiento muy alto para entender que, así como estoy, estoy bien, estoy completa, no sufro ninguna enfermedad terminal o algo así, de hecho, así padeciera de algo así, no tendría el cuerpo perfecto, tendría el cuerpo que la naturaleza me dio, y que a veces de forma desagradecida no valoro.

Sin el cuerpo perfecto por falta de desarrollo, o por el paso de los años quienes se llevan recuerdos, halagos, y energía, que se ve reflejada en esas ojeras marcadas, esas arruguitas o marcas de expresión, esa piel más elástica, más frágil, con manchitas, con detalles que nos disgustan, pero que cada vez nos hacen ver diferente, pero nunca menos sexy, porque somos como el vino caro, ese que no es costoso por cantidad, sino por calidad y que entre más añejo, más delicioso, más exquisito y más codiciado por los excelentes conocedores de lo que realmente es calidad.

Por ellos que sabemos que el cuerpo pasa diariamente por constantes cambios, no solo en talla, sino en volumen, en experiencia, y en conocimiento.

El cuerpo femenino es realmente mágico al igual que el del hombre, aunque muchas mujeres digamos que somos mejores que los hombres por todo lo que pasamos cotidianamente o por la gran fuerza interna que tenemos a diferencia de la fuerza bruta que ellos poseen, si es cierto soportamos mucho.