➹ Capítulo II [Editado]

49 8 0
                                    

2.-

Al día siguiente de aquel inconveniente, siguieron tan normales como siempre, dándose algunos besos, maldiciendo al otro, burlándose del mal gusto ajeno, compartiendo algunos toques fugaces, etcétera, etcétera, pero es justamente ese último punto el que tiene al pelirrojo en su situación actual, caminando tres o cinco pasos tras su novio (¡Su novio! Aún no puede procesarlo...), mordiéndose el labio inferior con ansiedad, a pesar de que lo negará rotundamente cuando su equipo le pregunte al respecto...

(O cuando típicamente Kōyo lo interrogue sobre como le va en su “cosa” y de paso lo incite a terminar).

Salieron a dar un paseo por el parque y ahora ya van de regreso, pasando por el puente, lo que significa que quedan menos de veinte minutos para llegar a casa y menos de diez minutos si quiere disfrutar del tacto lo suficiente; pensamientos como ese han pasado por su cabeza desde esa mañana:

—“Tengo siete horas para tomarlo de la mano, es pan comido ¿Qué tan difícil podría ser?”—, —“Tengo cinco horas, está bien, acabamos de llegar, lo haré al almuerzo”—, —“Tengo tres horas, está bien, acabamos de comer, después de reposar lo hago”—, —“Tengo una hora, hasta sobra tiempo...”—, —“Media hora, después de guardar nuestras cosas, lo hago”—, —“¡Ya no me queda tiempo! ¡Nos vamos! ¿¡Qué hago!?"—

Y ha estado estancado desde entonces, porque a pesar de lo sencillo que es, no puede, de verdad, cada vez que extiende un poco su mano con la intención de tocarlo, se retracta al último milímetro, siente sus palmas sudar y su corazón late con fuerza cuando cree ser descubierto, pero nunca pasa, porque Dazai jamás ha sido ̶a̶b̶i̶e̶r̶t̶a̶m̶e̶n̶t̶e sentimental y eso implica que es más probable que piense que Chūya está intentando asesinarlo que dar un gesto cariñoso, lo que molesta más al pelirrojo.

El hijo de puta podría pensar que está bromeando, porque sus formas de ser siempre los han hecho convivir de aquella manera burlesca, pero ahora está tratando de ser un poco más honesto, en especial con cómo se ha desarrollado su relación...

Pero si Dazai piensa que bromea, y vuelve a rechazarlo...

Cuadra sus hombros y cambia su expresión a una de determinación, aunque puede que sólo sea para encubrir o evadir lo que a su cerebro le gustaba echarle en cara, para así, finalmente, sujetar torpemente la mano de su novio (¡Su jodido novio!), rozando los vendajes que llegaban a envolverse al borde de la palma.

Creyó completar exitosamente su misión, pero no alcanzó ni a cerrar su mano contra la otra, para ser jaloneado hacia adelante, luego de que Dazai se librase de su agarre; no miró hacia atrás, por lo que no podía saber si estaba burlándose de él, o si...

¿Está molesto?

La sola idea lo hizo contener la respiración, porque de nuevo los límites no establecidos le son recordados, Dazai es muy cuidadoso con sus vendajes y puede que ese pequeño contacto haya bastado para incomodarlo, lo entiende, pero eso no significa que no le duela, físicamente, se refiere, por supuesto.

—¡Oye, Dazai de mierda!— gruñó, tomándolo del brazo —¿¡Qué carajos te pasa!?—

—Chūya está siendo molesto— se quejó.

...

¿Qué?

...

No me voy a lanzar de este puente ahora— descartó, exagerando sus movimientos de negación con manos y cabeza —...Por muy tentador que sea— agregó —Porque Chūya prometió dejarme pasar la noche en su cama, tengo que vivir para eso~—

—¿¡Eso qué tiene que ver!?—

No entiende, sólo lo tomó de la mano...
Al lado de un puente, lo que hizo pensar al desperdicio de vendas que fue porque está siendo demasiado buena persona con él, pero está equivocado, porque Nakahara Chūya es egoísta y lo único en lo que estaba pensando es en poder sostener su mano.

Suspiró con decepción, era de esperarse de semejante estúpido que tiene por pareja.

—No me importa si te lanzas de un jodido puente— “, de todas formas, te sacaría” —Sólo estaba tomando tu mano, maldito inadaptado social—

—¿¡Ha!? ¿¡Y por qué querría tocar la mano de una babosa!?— dramatizó —Mejor date prisa y vámonos, Chūya, comenzará a llover pronto, no quiero tener que ir a rescatar a un chibi porque es tan pequeño que el viento se lo llevó—

—¡Tú! ¡Imbécil! ¡Ven aquí!—

El castaño caminó más rápido, prácticamente corriendo mientras logra exitosamente que su respiración ya acelerada se confunda con la agitación del ejercicio; el contacto físico le gusta, es un disfrute culposo luego de no poder experimentarlo durante años, y mentiría si dijera que nunca ha pensado en sostener la mano de Chūya mientras caminan, o cuando están tumbados en el sofá, o cuando logra notar la cercanía de sus manos por sobre la mesa mientras comen, siempre desea iniciar un contacto más íntimo y duradero, porque no es tan tonto como para pensar que su pareja sólo estaría intentando disuadirlo de lanzarse al río.

Notó desde hace algunos minutos el cómo la babosa estaba intentando tomar su mano y fue cuando todo su proceso de pensamiento se lanzó por la borda, podría ser el mismo Dazai quien terminase de juntar sus manos y se burlase de Chūya por ser tan tímido al respecto, cuando horas atrás estaban comiéndose la boca, pero en ese momento no se sintió capaz de pronunciar ninguna palabra y, en el fondo, esa parte de sí mismo que le encanta autosabotearse estaba esperando que Chūya se rindiese con él, deseando que el pelirrojo sea el que decidiera que no vale la pena.

No está acostumbrado a los toques amables, incluso los besos cariñosos son algo que lo sorprendieron, algo que le gustó y que desea nunca dejar de experimentar...

No puede creer que alguien sienta tanto amor por alguien como él, es incapaz de entender cómo Chūya querría tocarlo suavemente por voluntad propia y no odiarlo, entonces, si este toque de manos es tan bueno como todo lo demás ha sido hasta ahora, no cree poder ser capaz de soportarlo cuando lo pierda.

Ahora mismo, aún habiendo iniciado la relación hace tan poco, está preparado para el momento en que todo termine y necesite reconstruirse de nuevo, es lo que siempre ocurre y no quiere esperar un resultado diferente cuando cada vez que lo hace termina desilusionado (pero aún así lo hace, espera que todo siga así por siempre, quizá, pueda conservar esto un poco más), así que...

Su vergüenza aumenta cuando se da cuenta de que por mucho que se esfuerce, sigue sin ser capaz de aprender a ser amado.

I... Love You? I Love You!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora