Capitulo 50:Día del el regalo

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El vientre crecia y crecía con ferocidad. Y el rencor de los padres igual
Miro por la ventana con frustración. Las frías manos de su amado se posaron en su vientre.
—Cayo, ¿Donde esta Renesme?— el sonrió y me indico donde estaba, con tranquilidad me llevo donde ella.

Estaba sentada en una cómoda butaca , sus ojos se iluminaron y sonrió.

—¡Arya!, Hermana.— hacía días que no se veían y ambas se abrazaron .

Se quedaron las dos solas en la sala debido a que el compañero de la de cabello rojo se fue para darles privacidad a las hermanas.

Las horas pasaban mientras ellas hablaban con tranquilidad y diversión. La pelirroja tubo la necesidad de ir al servicio, pero no llego. Aunque no era pis lo que correaba entre sus piernas.

—Nessy, creo que e roto la fuente.— ella se levantó y la cargo en volandas, en busca de su abuelo.

Abrió la puerta y encontró a su abuelo sentado leyendo con el cuñado de su hermana, el cual se alarmo al verlas.

—Ari, a roto la fuente, vas a ser bisabuelo. Ayúdanos.— decreto ella en un tono nervioso.

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El castillo estaba alborotado. Las horas pasaban y la pobre muchacha del ataque de nervios que tenía lo podía pujar bien.

Su madre solo estaba hay para incordiar según la su tía Rose.
Las puertas se abrieron dejando ver a Cayo, el cual se arrodilló al lado de la cama donde la muchacha estaba tumbada y agarro su mano para besarla.

—Mi dulce Arya, vamos mi leona tu puedes. — su madre hizo un comentario no muy acertado

—Si, si puede abrir las piernas para que entren puedes abrirlas para que salgan. — su tía Rose no se aguanto las ganas y golpeó a la mujer estrellandola en la pared.

—¡Mamá, lo último que necesito ahora es que me recrimines por disfrutar de mi vida sexual, ahora vete de aquí!— grito ella pujando como su abuelo le decía.

Renesme le quitaba el sudor con una toalla húmeda, para quitarle el calor de la cabeza.

—¡AHHH!— el llanto de un bebé resonó en la sala. Su abuelo saco al bebé y lo coloco en su pecho medio descubierto.

La muchacha con lágrimas en los ojos miró a la criatura, mientas su abuelo terminaba de sacar la placenta.

Tenía el pelo color cobre. La criatura empezó a llorar, y abrió los ojos eran azules como el mismo cielo.

—Ya, tranquilo mi pequeño. Mamá y papá están aquí.— su compañero le miró con las manos temblorosas.

—¿Es un varón?— ella asinto y el los abrazo a ambos, no es que hubiera despreciado a su hijo si hubiera nacido niña, solo que en su época que tuvieras un varón primero daba a demostrar que la mujer era fuerte de pies a cabeza y por alguna razón le daba a entender al hombre que era un buen semental

Aunque para el su amada era fuerte incluso sin haber parido. En ese momento recordó todo lo ambos pasaron y sonrio besando la frente de su amada.

—Mi Arya, mi bella y fuerte dama gracias por darme un hijo tan bello.— ella sonrió cansada, sus rizos sueltos estaban pegados a su cara por el sudor.

—Si cariño pero la próxima vez te pones tres condones, no pienso pasar por esto otra vez— el echo una risa ladeada y sonrió.

—Como mi reina ordene.—

La pregunta de su hermano les hizo darse cuenta que estaba presente.

—¿Cual sera su nombre?— la muchacha dudo por un momento y después lo decidio.

— Sus ojos son azules como el cielo. Sora, se llamará Sora, cielo en japonés— su amado asinto y beso su frente de nuevo echado a todo el mundo para que descansara bajo los cuidados de su hermana y abuelo.















Vaya, al parecer el pequeño Sora ya nació...

Lo se soy un desastre.

Gracias por estar hay inclusive aúnque actualice una vez cada dos meses.

Recordad, que tengo una cuenta donde tengo un libro de mi propia autoría, por si quieren leerlo.

Se despide Mary<3

La Otra CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora