Capitulo 53:Traidor

594 59 3
                                    

La pareja se dispuso a irse de la habitación, para encontrarse a muchos vampiros atacando. En lo primero que pensó la muchacha fue en su pequeño hijo, su compañero le miro;

—Ve con Aro, y Marcus. Voy a ver a Sora— el se resistió pero accedió y ambos desaparecieron del corredor partiendo cuellos a diestro y siniestro.

La muchacha se encontró a su hermana mi protegiendo a  su pequeño sobrino, arriconada en una esquina.
Antes de que el vampiro la atacará ella lo electrocutó con sus poderes.

—¿¡Quién los ha dejado entrar?!— su hermana al borde del llanto le miro y exclamó.

—Papa a sido papá— el mundo se le cayó a los pies a la pelirroja.

-----------------------------------------------------------

Había sido el padre de las hermanas quien había dejado entrar a los vampiros, pero no tenía intención de que estos dañarán a todos, el solo quería dañar a su intento de hija menor y yerno.

Corrió hacia lo que podía ser su vía de escape con su esposa haciendo mil y una preguntas;

—Eduard, ¿Quién los ha dejado entrar?, ¿Y las niñas?, ¡Mi nieto!— el le miro y como si la que fuese telepata fuese la mujer de castaños cabellos soltó su mano.

—No, no has sido tu— antes de que pudiese reaccionar su mujer salió corriendo, con las intenciones de buscar a sus hijas y a su nieto. Y porque no si encontraba a sus yernos también.

Ella corría de su esposo, el cual la perseguía para callarla, pero una estela escarlata paso por enfrente de el. Una fuerte patada lo golpeó en el pecho estampandolo en la pared.

—Arya— ella le miraba con rabia y resentimiento. Era la primera vez que el vampiro veia directamente a su nieto a los ojos.

Por un segundo vio a su hija menor cuando era pequeña, la nostalgia le invadió por varios segundos y se levantó.

—¡Traídor!, ¡¿Cómo has podido?!— la ponzoña le hervía en las venas con ira.

—¡Cómo has podido tu aceptar ese niño!, ¡Es lo peor que has podido hacer en esta vida!— ella se percató de lo que quería decir.

—Renesme y yo somos errores, de eso nunca me ha cabido duda, ¿Pero tanto nos odias?, Mejor dicho. ¿Tanto me odias?— el hombre pensó por varios minutos.

¿Odiaba a sus hijas? En parte si, y emparte no .

Por su culpa no habia echo todos los planes que quería con bella, pero por recordaba que muchas mañana al levantarlas ellas sonreían con inocencia.

¿Las odiaba?

Upaaaaa

Eduard puto, ya queda poco y se sabe

La Otra CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora