🦋Capítulo 9🦋

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Había encontrado a París, una perrita Husky, recién nacida en una cajita en un callejón

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Había encontrado a París, una perrita Husky, recién nacida en una cajita en un callejón.

Aunque mamá se rehusó a tener a una perrito cuando le conté lo que había pasado me dejo tenerla.

Cuando lleve a París al veterinario, ver como la revisaba, le hablaba y trataba a los animales hizo que me enamorara de ese oficio.

París tenía la manía, desde que la traje a casa, que con su patita golpeaba la puerta de mi habitación cuando escuchaba la alarma de la mañana.

París fiel a la hermana de su dueño acompañaba a Aina en la puerta.

Cuando Aina dejo de hacerlo, París siguió haciéndolo.

París todos los días, por cuatro meses, a las cinco estaba sentada viendo a la puerta a mi espera.

Se notaba que parís sabia de mi muerte aun cuando nadie le dijo.

París fue la perrita más fiel que había conocido, estaba en las buenas y malas.

París siguió tocando con su patita a las 8 de la mañana mi puerta, aun cuando no había alarma y menos alguien que abriera la puerta y acariciara su lomo y orejas.

París nunca dejo de sentarse enfrente de la puerta y nunca dejo de tocar la puerta de mi habitación.

Adair llevo a París al cementerio una oportunidad.

Verla correr hacia mi tumba como si hubiera venido muchas veces, me rompió el corazón.

París se acostó sobre mi tumba y empezó a llorar.

Roma dejo que bajara para abrazarla.

Como si pudiera verme París se calmó cuando la abrace y le acaricie el lomo.

"Gracias, París, por estar para secarme las lágrimas, producirme risas, calmarme cuando estaba enojado y gracias por ayudarme con Danea."

Bitácora de un muerto #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora