13. El plan

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Es aterrador como en solo unos segundos, toda tu vida, toda tu reputación, todo lo que hiciste por los demás, se esfuma, desaparece. Todos mis amigos, mi familia se alejarían de mí, de un asesino.

O quizás no lo sea, Marcos ha gritado muy a la ligera. No creo que ese golpe lo haya matado. Aún hay esperanza, debe estar inconsciente pero no muerto.

- Aparta Marcos, voy a verlo. -Aparté a Marcos con el brazo.

Puse a Tom boca arriba y empecé a buscarle el pulso, estaba nervioso, tenía la cabeza ensangrentada. Se lo encontré en el cuello aunque no en las muñecas. No sé que significa eso, no sé si es normal o no. Estoy muy nervioso, aunque aliviado también, no soy un asesino. Tom está vivo.

- Marcos espabila, necesito ayuda.

- Voy a llamar a Simon para que nos ayude.

- Esta bien pero hazlo ya.

Mientras Marcos llamaba a Simon, yo intentaba despertar a Tom. Debía preguntarle por qué nos seguía. Quizás el contacto también le haya amenazado. Quién sabe, quizás él sea el contacto.

Luego de unos minutos, Tom abrió los ojos. Desorientado, miró hacía todos lados.

- ¿Dónde estoy?

- En la casa 6. -Contesté.

- ¿Qué? ¿Qué hago aquí?

- Eso quiero saber yo. ¿Por qué nos has seguido hasta aquí?

- Yo no sabía que ustedes estabais aquí. Vine porque...

- ¿Porque qué?

- No me acuerdo... Sólo recuerdo que alguien me ha golpeado con un palo en la cabeza y después de eso, todo negro.

- Luis, Simon viene para acá. Tenemos que llevar a Tom al hospital. -Interrumpió Marcos.

- Espera, has sido tú el que me ha golpeado,¿verdad? -Me preguntó Tom.

- Yo... sí, pero fue un acto reflejo. No quise hacerte daño.

- ¡Serás hijo de puta! -Gritó mientras se abalanzaba sobre mí.

- ¡Cálmate Tom! -Gritó Marcos.

- Te voy a denunciar Luis. Mi padre hará que pagues por esto.

- ¿Sí? ¿Me drogará a mi también?

- ¿Qué estás diciendo?

- Sé lo que hizo tu padre Tom. Sé como es él en realidad. Y tú también, pero decides ocultarlo. Eres basura. Os merecéis lo peor, los dos.

El silencio se hizo en la habitación.

Escuchamos como la furgoneta de Simon aparcaba en la puerta de la casa 6. Le oímos entrar en la casa y subir las escaleras directamente, como si ya supiera de antemano donde estábamos. Extraño.

- Marcos, Luis... Tom. Aquí estáis.

- ¿Cómo sabías que estábamos arriba?

- Os he visto en la ventana. Quiero decir, la luz de un móvil.

- No te creo.

- ¡Está bien, parad ya! -Gritó Marcos.

Marcos salió de la habitación, bajó las escaleras y se subió en la furgoneta. Simon y yo nos miramos fijamente, tomamos a Tom entre ambos y lo metimos en la furgoneta. El hospital estaba a unos veinte minutos.

Aunque quedé con Marcos a las once, ya eran casi las tres de la madrugada. Aún llovía cuando llegamos al hospital, la recepcionista nos miraba con mala cara. Cuatro jóvenes y uno de ellos con la cabeza ensangrentada. También da mucho de que hablar de la sanidad, un chico se esta desangrando en la entrada y solo te limitas a observarlo. Al fin reaccionó la mujer y trajo una camilla rápidamente, se disculpó con nosotros mil veces. Ingresaron a Tom y le curaron la herida aunque lo dejaron en cama para al menos lo que restaba de noche.

Recibido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora