15. Deseo

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Eso explicaba muchas cosas, como el porque Simon queria matar a Mario. La tarde pasó y la noche cayó. Fue la primera nochebuena que pasé con mi familia al completo en años. Mi madre había cortado con Jim, le dijo que no sentía lo mismo. Mi padre volvió a casa, nunca lo había visto tan feliz. Pasaron los días y todo parecía ir perfecto, parecía que todo esto había acabado. Ya era nochevieja. De nuevo, pudimos celebrarla en familia. Invitamos a Tom a casa, parecía que estaba algo mejor. Marcos, había encontrado un nuevo amor. Un chico del pueblo de al lado. Simon en cambio, no se dejaba ver mucho aunque lo llamábamos y hablábamos con él para asegurarnos de que estaba bien, le hicimos saber que ya sabíamos lo de su relación secreta y aunque al principio se puso muy furioso, luego acabo reconociéndolo. Tina, había estado con Anthony. Se marcha en dos días y por eso ha estado tan ausente. Sin embargo, Jess y yo, decidimos volver a intentarlo. No sé muy bien en que momento pero sus palabras el día de nochebuena me hicieron replantearme muchas cosas y en estos días hemos estado quedando y hablando y...bueno... haciendo otras cosas. El contacto no ha vuelto a escribirme, quizás se haya cansado de mí o quizás él también sea una víctima directa o indirecta de Mario y sólo queria meterlo en la cárcel, usándome a mí para conseguirlo... Todo apunta a que lo que queda de vacaciones, serán tranquilas.

3 DE ENERO

- Luis, ¿por qué me haces venir aquí? Podrías haberme dicho que me pusiera unos deportes. -Dijo Jess, sonriendo.

- Perdería el factor de sorpresa, ¿no crees? -Contesté.

- Bueno, sí, pero es que no puedo caminar si quiera. ¿Qué sorpresa me espera dentro del bosque?

- Venga va, deja de quejarte. Ya verás que merece la pena.

- Eso espero...

Aún andamos varios minutos más antes de llegar. Era un pequeño lugar dónde había un roble muy antiguo y grande. Monte allí una tienda de campaña e hicimos un picnic.

- Jess, quiero volver a pedirte perdón por lo que hice. Eres muy buena y desde que te vi supe que queria estar contigo. Eres preciosa e inteligente y me encantas.

- Luis, creo que no es el momento de hablar sobre eso.

- Sí, tienes razón.

Mientras mirabamos el cielo tumbados en la manta, ella me acariciaba la mano. Asi que me giré, tan cerca que pude llegar a besarla y fundir sus labios con los mios.

Poco a poco percibí por el brillo de sus ojos que ambos estábamos dispuestos, así que, deslicé mi dedo pulgar lentamente desde el final de su tanga hasta el inicio.

Escuché a Jess gemir, indicándome que quería que lo hiciera. Metí mi mano y comencé a acariciarla, ya estaba muy húmeda. Levanté la mirada y vi como me sonreía. Se acercó a mi y empezó a besarme. Estaba muy caliente.
Jess se percató y me desabrochó la cremallera. Mi respiración se volvió agitada. Me bajo los calzoncillos y con una mirada pícara comenzó a acercar su cabeza hacia mi miembro. Le aparté el pelo de la cara y ella, suavemente, introdujo mi pene en su boca. Lo rodeaba, lo besaba y lo chupaba, tan bien que si la miraba, me corría.

- Dios Jess... no sé si puedo aguantar mucho más.

- Aguarda, acabamos de empezar. -Dijo mientras se bajaba los pantalones.

Llevaba un precioso tanga rojo de encaje que hizo que mi pene se pusiera duro nuevamente. Estaba listo para tomarla. Jess se incorporó y se escupió en la mano para, acto seguido, comenzar a tocarse. No pude resistirme al verla y comencé a tocarme yo también. Sus gemidos resonaban en mi cabeza, poniéndome cada vez más caliente.

Me incorporé bruscamente, la agarré del cuello y empecé a besarla. Su respiración era muy agitada. Deslicé mi mano por todo su cuerpo hasta llegar a su chorreante vagina. La acaricié por fuera y cuando más mojada estaba, le introduje dos dedos. Estaba caliente y rugoso. Moví mis dedos rápidamente mientras Jess me suplicaba que no parase.

La tumbé, coloqué la cabeza de mi pene sobre su clítoris y empecé a frotarlo aumentando el ritmo. Me suplicaba que la penetrase.

- Pídemelo.

- Métemela Luis, la quiero ya... la deseo.

Le penetré suavemente. La empujaba lentamente dentro de ella, quería sentir hasta el último centímetro. Pero ella quería más, más fuerte. Así que aumenté el ritmo y la empujaba con fuerza. Los ojos de Jess se tornaron en blanco. Yo debía contenerme para no correrme. No podía aguantar, sus gemidos, su cara preciosa...

Sentí como Jess sé corría en mi pene, lo tenía cubierto de ella. Le di aún más rápido...

- Jess... me voy a correr.

Jess me quitó, se incorporó y volvió a metérselo en la boca, hacía magia con él. Levantó la mirada, me sonrió y se lo tragó. Después de eso, estuvimos un rato abrazados mirando las estrellas, sin hablar. Yo no podía estar mas feliz, fué increíble.

Recogimos todo y volvimos a casa, agarrados de la mano. Hoy Jess y yo habíamos formado un nuevo vínculo con nuestras almas.

Dejé a Jess en su casa. De camino a casa me encontré con Tina.

- ¡Hola Tina!

- Hola Luis.-Contestó con un tono de enfado.

- ¿Vaya qué te pasa? ¿Por qué estás enfadada?

- Más bien decepcionada.

- ¿Y eso? ¿Por qué?

- ¿Sabes esa sensación de cuando piensas que has conseguido algo pero al final te das cuenta de que no?

- Sí.

- Pues eso.

- Pero... ¿qué es lo que no has conseguido?

- Pensaba que había ayudado a un amigo a superar una cosa pero no. Ni siquiera me he acercado.

- Ah vaya. Pero no tienes que machacarte. Seguro que logras que entre en razón. Eres muy buena persona.

- No sé pero gracias. Buenas noches Luis.

- Anda, ya estamos en mi calle. Bueno, buenas noches Tina. Ten cuidado.

Entré en casa y me di una ducha, me puse el pijama y al revisar el móvil, mis tripas se revolvieron hasta tal punto que tuve que ir a vomitar.

<<¿Qué tal si vuestros padres se enteran de lo que hacéis en el viejo roble?>>

Adjuntó una foto dónde aparecíamos, yo encima de Jess haciéndolo.

Otra vez el contacto nos había seguido. Otra vez, nos tenía bajo sus cuerdas.

Recibido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora