16. Offline

15 2 3
                                    

Otra vez. Está pasando otra vez. Pero no tiene sentido. ¿Por qué nos ayudó con lo de Mario? ¿Por qué ahora vuelve a atacarme? No tiene puto sentido. Está jugando conmigo como quiere.

Debo decírselo a Jess. Pondremos fin a esto. Daremos con el contacto y hablaremos con él...

Quedé con Jess al día siguiente. Pasé mala noche, casi no pude pegar ojo. Ya no podía seguir con esto. Pensé en decírselo a mi padre, pero no quería molestarlo. Había estado fuera de casa cinco años.

Cogí mi abrigo y mi bici y fui a casa de Jess. Por el camino, vi a Patrick, decaído. Hacía mucho que no lo veía. Ni siquiera por el instituto. Decidí parar a preguntarle.

- Patrick... ¿qué te pasa? ¿Por qué estás así de decaído?

- Eh... ah, eres tú pringao. No creo que te importe.

- Vamos, has sido un capullo conmigo durante todo el año pero, comparado con todo lo que me ha pasado no has sido un gran problema. Pero eso no quita de que me preocupe por la gente.

- Es Maxime... me ha dejado.

- Oh... vaya. ¿Por eso has estado tan desaparecido? No te he visto en ningún sitio, ni siquiera en el instituto.

- No, estuve fuera. Mis padres discutieron y estuve quedándome con mi hermano. No tenía ganas de nada así que, como él es policía estuvo encubriéndome.

- Vaya y yo que pensaba que tu hermano queria lo mejor para ti.

- Al principio me obligaba a ir al instituto y salir, pero ya después pasó un poco de mí. Es un tipo ocupado, así que no tenia tiempo de hacer de niñera. Estuve tan ausente que, bueno, eso que te he dicho. Maxime me ha dejado.

- Bueno, espero que mejores. Hay muchos peces en el mar. Ahora, tengo que ir a un sitio. Si necesitas hablar o algo, ya sabes que puedes llamarme.

Patrick asintió y siguió con su rumbo, con un poco más de ánimo.

Volví a subirme en mi bici y continué mi camino. Las calles decoradas de navidad eran preciosas. Casi ni me había fijado en los adornos con todo lo que había pasado. Sin duda, estas son las navidades más extrañas de mi vida.

Llegué a casa de Jess y sorprendentemente, estaba esperándome en la puerta.

- ¿Lo sabes?

- Sí, entra.

Al entrar, hice señas a Jess para que se mantuviera en silencio. Saqué mi teléfono de mi bolsillo y lo dejé con la pantalla hacia abajo en la mesa de la entrada. Agarré la mano de Jess y la llevé hacia su cuarto.

- Jess, he dejado mi móvil abajo porque lo tiene pinchado. Puede escuchar todo lo que digo y supongo que también podrá verlo. Tengo un plan para dar con el contacto de una puta vez.

- Pero, ¿y si mi móvil también está hackeado?

- No lo creo, no va a por ti.

- Tienes razón. ¿Qué plan tienes?

- Bien, escúchame atentamente. Cuando bajemos, cogeré mi móvil y vamos a actuar normal. Diremos de hacer una fiesta en el embarcadero y avisaremos a todo el mundo. Vamos a hacerle una encerrona. Siempre dice que quiere verme, pues que me vea.

Recibido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora