I. De lo incierto y lo tétrico

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Era casi medianoche y la emoción lo envolvía más y más al leer las palabras que había escrito en su pequeña libreta de ideas. Palabras que jamás, ni en un millón de años había imaginado escribir ni pronunciar. Pero era inevitable. 

El corazón de César Medrano (Medrock) había logrado desbloquear de su 'terrorífico' vocabulario palabras tiernas y dulces desde que la conoció; desde que la miro a los ojos y besó sus suaves y dulces labios. Mientras su mirada se estancaba en la primera línea de aquel discurso, se preguntaba cómo iban a reaccionar sus seguidores. Ya llevaba dos años narrando de forma sublime cuentos de terror para ellos y hoy, por primera vez, las cosas cambiarían.

Al terminar de leer, Medrock no pudo evitar suspirar. Sujeta su libreta con cierto nerviosismo y se dirige a su pequeño set de grabación: un fondo oscuro iluminado con luces led rojas y algunas velas de colores oscuros en una mesa al fondo; una lámpara de luz blanca en cenital ilumina un banco de madera y un aro de luz led iluminaba su rostro. Su celular estaba colocado en una base frente a él. Se coloca en posición y respira.

-Tal vez... deba...

Antes de seguir, Medrock se levanta y se sirve un vaso de whisky de una licorera de cristal rodeada por calaveras de cerámica frente a él. Se endereza en su lugar y agita con cuidado el vaso haciendo chocar entre si los hielos. Levanta la mano y bebe. La fuerza del alcohol se expande por toda su boca, las palabras y las ideas en su cabeza de repente parecen estar menos tensas. Respira hondo y mira directo a la cámara. Con voz profunda, comienza a hablar.

-¡Medrockers! ¡Bienvenidos al canal de lo incierto... de lo tétrico! El día de hoy no tengo una historia como tal. El día de hoy les tengo una gran noticia.

La voz profunda y tenebrosa había desaparecido. César vuelve a tomar su whisky.

-Y la verdad no podía estar más feliz.

Sonríe de oreja a oreja. Da un último trago al whisky y aplaude para darse ánimos.

-Yo sé que no están acostumbrados a verme así en el canal pero... Angie me encanta demasiado.

Sus ojos viajan de la cámara hacía un punto lejano. Medrock recordaba la belleza de Angélica Jiménez.

-Hemos salido varias veces y mañana vamos a pasear y ustedes nos van a acompañar.

Medrock deja el vaso de cristal en el suelo y se vuelve a enderezar en su lugar, con una sonrisa traviesa.

-¡Angie, amor!, sé que te prometí que no subiría nada sobre nosotros sin antes avisarte pero... no pude resistirlo.

Aquello era tan bochornoso, pero César tenía el cerebro adormecido; una parte por el whisky otra por el amor; una barbaridad de combinación.

-No soy muy fan de Bridgitte Moon, pero...

César se acerca una tableta que alza a la altura de la cámara. La oprime.

-Te dedico esta canción. Tu favorita. Te amo, Angie.

La canción de Bridgitte Moon suena por toda la habitación. Algo desinhibido por el alcohol, comienza (o intenta) cantar la canción, mirando fijamente a la cámara, sintiendo en el corazón cada una de las palabras que salían de las bocinas.

...

La noticia se había esparcido como virus por todo Internet. Los jóvenes y fieles seguidores de Medrock Blogs y Angie's Bakery estaban vueltos locos ante la revelación del día anterior. En las calles, en oficinas, escuelas y centros comerciales; los tip y taps de los celulares no dejaban de sonar con el chisme del momento: #PastelitoTétrico.

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