Un Caso Perdido© (Cancelada)

Capítulo uno: «Mejores-peores amigas»

(Puede que no estén "los guiones de dialogo", no sé porque, Wattpad los cambia por estos: "-")

Él decía que no podían estar juntos. Y ella decía que sí. Él decía que no eran nada, y ella decía que lo eran todo. 

¡Oh, maldito drama! 

—¡Di que sí, Vincent! —lloriqueé mientras agarraba un puñado de Lay's y las metía en mi boca. 

Estaban a centímetros, se iban a besar y... se paró. 

—¡Intenetl ge miegrda! —chillé con la boca llena. 

Saqué la pantalla en grande y miré la esquina de esta. Una gran equis roja estaba sobre la pequeña escala blanca. Algún día quemaría a toda la central de internet por siempre cortarlo a mitad de una parte de vida o muerte de mis series. 

—¡Ya estamos aquí, baby! —la puerta de mi habitación se abrió, permitiendo entrar la luz y a las dos personas menos queridas en un día como esos. 

—Jesus, Abby, pareces un vampiro ya —Anne prendió el interruptor haciendo que chille por la luz de golpe. 

Una vez que mis ojos se acostumbraron a la luminosidad, miré hacia la puerta, donde mis dos mejores amigas se encontraban con las manos en las caderas y una mirada fulminante. 

—¿Qué quieren? Estaba en algo realmente importante —mentí ya que, bueno, mi internet se había cortado... como siempre. 

—Aja, sí, seguro —dijo Anne con sarcasmo. 

—Nos vamos de fiesta —anunció Hailey con una amplia sonrisa. 

Levanté mis dos pulgares hacia arriba. 

—Genial, estupendo, espero que les vaya bonito y consigan un novio así dejan de molestarme a mí. 

—Oh, no querida Abby —Anne se fue acercando junto con Hailey con una mirada macabra —, tu vienes con nosotras. 

Levanté una ceja y solté una gran carcajada hasta que el chanchito salió de mi interior. 

—¿Ustedes —org —piensan que yo —org —iré? —carcajeé hasta casi quedarme sin aire — Tontas. 

—Ya deja de reir, chanchito, y levanta tu culo flojo de ahí —ordenó Anne.

Mi cara se volvió seria. 

—No. 

*Veinte minutos después, un mechón de pelo menos y un vidrio roto*

¡Esas no eran mis mejores amigas! 

Eso se los hubiera gritado si no fuera por la mordaza de mi boca. Mis manos estaban atadas detrás de mi espalda, al igual que mis pies estaban juntos. No sabía como habían hecho para colocarme el vestido de noche, porque ni yo recuerdo bien lo sucedido. Fue algo así como saltar, correr, golpearnos, tirar una zapatilla por la ventana —la cual la rompió— y terminé así. 

—Quédate quieta, Abby —gruñó Anne —, o harás que te clave el delineador en el ojo. 

—Ñgñrñgr —murmuré a través del pañuelo de mi boca. 

—Sí, sé que nos amas —sonrió. 

Solté un bufido. 

Claro, dije especificamente eso... 

Mientras mi amiga de pelo castaño me maquillaba, la pelinegra, o sea Hailey, me planchaba mi cabello, logrando quemarme varias veces la oreja con esa cosa caliente.