CONFUSIÓN. Capitulo I: Posguerra.

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Llevaba semanas sin saber nada de Camz. No se había tomado muy bien el hecho de que yo me acostara con Lyuba justo después de irme de su casa e insistió en que me disculpara, pero yo no creía tener nada de qué disculparme y mucho por lo que debería haberme pedido perdón ella a mí. Pero no lo hizo. ¿Que por qué no lo hizo? Pues porque el poder te cambia. Te corrompe. Asumámoslo, Camila se sintió poderosa al verme celosa de Hitler, y se aprovechó de ello. Supongo que ya se había graduado, pero realmente yo sabía poco de ella. Seguía en esa etapa maníaco-depresiva en la que no dejaba de maldecir lo idiota que había sido por enamorarme de mi mejor amiga.

Pero es que era tan guapa que no podía evitarlo. Y allí me encontraba saboreando un delicioso cigarrillo cuando Austin entró y noté la perturbación en su rostro.

-Hola, Austin.

-Hola, Jauregui. —Respondió con timidez. Parecía avergonzado por algo, como si acabara de tropezarse en medio de la calle tirando a una anciana al suelo, o hubiera olvidado ponerse los pantalones antes de salir.

—Tenemos que hablar.

-¿Vas a cortar conmigo? —Sonreí.

-Te lo digo en serio. —Se sentó frente a mí, y claro, yo me asusté. —He hecho una estupidez.

Apagué inmediatamente el cigarrillo estrellándolo contra el cenicero.

-Por el amor de todo lo que es bueno y puro, dime que has salido a la calle sin pantalones. —Presentía que aquella estupidez era especialmente estúpida porque me involucraba a mí. ¿Es que el universo no puede dejarme morir de amargura en paz? NOOOOO. Tiene que estar ahí pinchándote.

-Lo siento, Lauren.

-¿Qué demonios has hecho, Austin? —Le dije molesta.

-Me he tirado a Dinah estando muy borracho. —Yo le miré fijamente.

-¿Vas a casarte con ella?

-Claro que no. No pienso siquiera llamarla.

-¡¿POR QUÉ CARAJO HICISTE ESO?! —Le grité abalanzándome sobre él, quien me aprisionó las manos y se deshizo de mí con miedo. Esto es genial, simplemente genial. Se ha tirado a la bruja frígida, que ya me odia, volverán a verse, volveré a ver a Camila y moriré, moriré como alguien que muere porque no tiene nada mejor que hacer.

-¡Lo siento! Estaba en una fiesta de universitarios y estaba muy oscuro y ella parecía estar muy buena, y una cosa llevó a la otra y...

-¿Quién lo sabe? —Pregunté agresivamente prendiéndome un cigarrillo.

-Acabas de apagar uno, Lauren. —Me dijo preocupado.

-¡Ah! ¡Qué tierno que te preocupes por mí, pelotudo! Dime quién lo sabe.

-No lo sé, me fui en cuanto pude. Cuando me desperté no vi a nadie. Esa chica tiene una

habitación muy siniestra, llena de muñecas que dan mucho miedo.

-¿Te paga alguien por arruinarme la vida?

-Ya te dije que lo siento.

-Esa mujer me odia a muerte, ¿lo entiendes? Preferiría que te hubieras tirado a Sheldon.

-¡A mí me gustan mujeres! —Gritó Sheldon desde su habitación. Yo miré a Austin con ganas de aniquilarlo.

-Camila no tiene por qué aparecer, si es lo que te preocupa... Somos adultos, no tienen por qué involucrarse sus amigas. —Respiré hondo considerando la posibilidad de que tuviera razón. Había sido una noche de sexo casual, no tenía por qué meterse nadie más en medio. Y mientras trataba de relajarme el móvil de Austin empezó a sonar. Él me miró, delatándose.

La Sexta Fase. [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora