Un año más tarde.
Bueno, estar con Camila es una de esas cosas que te gustan, no, que te encantan, pero que son muy perjudiciales para la salud. Como... Fumar, comer en McDonald's o beber desatascador. No es que a mí me guste beber desatascador, pero quiero decir que es igual que estar con Camz, sobre todo porque hace ocho meses que vivimos juntas, las dos solas, y esto es como la casa de cera, pero con sexo.
Ella me despierta para ir a trabajar, porque tenemos casi los mismos horarios. Yo llego una hora más temprano, lo que significa una hora de libertad. Es como el monstruo supremo, el enemigo final de todos los juegos, es el jefe final del Metal Gear Solid: Rising. Es que mira que siendo como soy, meterme a vivir con el hada diabólica del orden y la limpieza... Estuvo tres meses persiguiéndome para que no dejara la toalla mojada, después de la ducha, encima de la cama. Después dejó de hacerlo, pero solo porque ganó ella. Sí, consiguió que no lo hiciera más. ¿Cómo? Es una historia de terror. Esperó a que yo tuviera turno de tarde en el trabajo, ¡encima fue premeditado! Eran las diez de la noche y estaba muerta de cansancio, solo quería comer y dormir. O dormir mientras comía. Ni siquiera quería comer, solo quería dormir.
-Hola. –Sonrió dándome un beso en los labios cuando me vio entrar. -¿Qué tal te ha ido?
-Quiero morir. –Dije con la voz entre cortada. Me quité los zapatos por el camino, que esa es otra, lo de dejar los zapatos tirados, y caminé hasta la habitación. –Solo quiero dormir un poco. Despiértame en una hora, no, en una hora y media y te doy lo que te mereces. –Ella se cruzó de brazos y sonrió mientras seguía mis pasos. Sentía placer de estar apartando el cubre cama para meterme entre las sábanas tersas y calentitas mientras se me caían los párpados y los músculos me ignoraban. Oh, sí, cama. Ya estamos juntas otra vez. Dejé caer mi exhausto cuerpo para encomendarme a Morfeo. Sí, una sensación divina...
¡Qué diablos es esto! ¿Por qué demonios está mi cama tan fría y mojada? Me levanté de un salto. -¡KARLA CAMILA CABELLO ESTRABAO!
-¿Sí? –Me preguntó con un fingido tono de inocencia.
-¿Qué le pasa a la cama? –Lloriqueé mientras ella entraba por la puerta.
-No sé... -Dijo otra vez falsamente mientras se acercaba y destapaba su lado. –Nada, la cama está perfecta.
-Mi lado está frío y mojado. –Le dije cruzándome de brazos y sospechando que ella había tenido algo que ver.
-A ver... -Rodeó la cama, se puso a mi lado y levantó la sábana bajera. AHÍ. Ahí estaba la toalla que había dejado yo sobre la cama antes de irme a trabajar. -¡Anda! Mira lo que ha pasado... De tanto dejarla sobre la cama, se ha colado por las sábanas y ha anidado en el colchón.
-¿De verdad te has tomado la molestia de hacer la cama otra vez para meter mi toalla mojada?
-Es una inversión de futuro. Ah, por cierto, no vuelvas a dejar los zapatos tirados por ahí. –Eso me dio miedo. Mucho miedo. ¿Qué iba a hacer? ¿Ponerles pegamento? ¿Cortarme los pies mientras dormía? Bueno, sí, era un infierno vivir con la obsesa del orden más hermosa del mundo, pero era un regalo del cielo vivir con Camz. Que no se me malinterprete, porque sí, sí que había momentos de pánico en los que me sentía como la mujer de Jack Nicholson en "El Resplandor", pero casi todo el día era el paraíso. Camz se paseaba en bragas por la casa, su pasatiempo favorito era el sexo, y seguía siendo muy dulce y adorable. La mayor de las ventajas era que no tenía que encontrarme con los monstruos de sus amigas cada vez que quería verla.
Y tampoco es que me dé miles de órdenes, ni tampoco es que sea súper celosa. Un día nos encontramos a Lyuba. Ella tampoco se sorprendió de vernos juntas, realmente, ni me reclamó como la abeja reina abatida, ni nada por el estilo. Más bien, le importó un cuerno con quién estuviera. Solo me saludo, compartimos unos minutos de charla trivial y nuestros caminos se separaron. Pero para Camz no terminaba ahí. Pasó media hora contándome sus razones para afirmar que ella era mucho mejor que Lyuba mientras yo intentaba recordar dónde había dejado mi iPod la noche anterior.
-¿Y bien? ¿Qué piensas? –Yo la miré. "No sé de qué estabas hablando, lo siento, no me decapites." Es lo que tendría que haber dicho.
-Que... tienes toda la razón. –Asentí mirándola.
-O sea que quizás ella sea más guapa que yo.
-¡No, no! –Reí nerviosamente. –Estaba... No. –Me miraba y yo solo quería morir. Habría sido menos castigo que pasar por aquello. –Cuando, sí... Ehm. ¡Qué calor! –Volví a reír. –Es así. Tú eres la mujer más hermosa del mundo.
-Se ve que no te gusta nada el sexo. –Dijo.
-¿Por qué lo dices?
-Porque te empeñas en que no vuelva a acostarme contigo nunca. -¡Qué importaba todo! Era Camz, era preciosa e increíble. Y era mi novia.
Esto no son más que las reflexiones de una **** loca y la mejor historia de amor de su vida. Os he contado esto para dejaros claras algunas cosas. La primera, es que siempre hay que ser uno mismo, pase lo que pase, y, si algún día cambiamos, que sea para mejor, y que sea por alguien que valga la pena. La segunda, es que pueden olvidarse de encontrar a la persona perfecta; ya la tengo yo. Y la tercera y última es que puede que arriesgarse dé miedo, que abrir tu corazón pueda parecer una locura. Pero la recompensa que deja va más allá de todo. Yo tenía una mejor amiga, Camila Cabello, y me enamoré de ella.
¿Conocen las etapas del dolor de Kübler-Ross? Sí, el de las cinco fases del dolor; ya saben: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Yo, con mi amiga Camila, pasé por todas y cada una de ellas sin saber que las estaba pasando. Después, llegó una nueva fase, "Confusión", y finalmente estoy en una etapa en la que nunca esperé estar. "Gloria".
Estar con Camz es gloria.
-¡Lauren! ¡Vamos, que llegamos tarde! –Ah, sí, lo olvidaba. Hoy es mi cumpleaños, y Camz va a llevarme a conducir Rallies en una pista cerrada. ¿No es genial importarle tanto a alguien? -¡Lauren! –Me vuelve a llamar. Lo siento, lectores de mi mente, tengo que irme. Puede que algún día les siga contando lo que sucede en esta casa de cera sexual, pero por ahora, me largo a disfrutar de lo que he estado esperando toda mi vida.
FIN.
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La Sexta Fase. [Camren]
Fanfiction¿Alguien ha oído hablar del modelo de Kübler-Ross? Sí, el de las cinco fases del dolor; ya saben: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Yo, con mi amiga Camila, pasé por todas y cada una de ellas sin saber que las estaba pasando. Y des...