Capitulo VI: Alianza.

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-No pienses tanto, intenta ser un poco más... Un poco más tú. –Me dijo ella mientras jugaba con su pelo, mirando la calle oscura a través de la ventanilla. -Yo seguía sin tener ni la más mínima cosa clara. El miedo persistía, y además crecía a medida que iba acercándome a su casa.

-Son casi las dos de la mañana...

-¿De qué tienes miedo?

-De que me eche. Y me odie.

-Bueno, respecto a eso, tampoco es que tengas mucho que perder.

-Tienes un verdadero don para darle apoyo moral a la gente. –Le dije sarcásticamente.

-Relájate, es Cami. No es la primera vez que vas a hablar con ella.

-Sabes que no es como ninguna de las otras veces que hemos hablado. –Es que... ¡claro! Había tantas cosas en juego... Si no hacía nada, las cosas seguirían igual. Es decir, seguiríamos tan distantes como hasta ahora, pero al menos habría una esperanza, una posibilidad, por mínima que fuera de que ella quisiera volver. Pero si se lo decía, podía responderme de varias formas:

• "No me jodas, ¿otra vez con lo mismo? ¿En qué idioma quieres que te diga que NO?" –Bueno, puede que esto fuera un proco brusco, tratándose de Camila y teniendo en cuenta que, incluso estando enfadada es el ser más dulce del Universo.

• "FUERA DE MI VIDA, oh, y antes de largarte, tráeme esa taza de té que está encima de la mesa". –Eso sí sonaba un poco más como una Camila enfadada.

• "Mira, no. Pero podríamos tener una noche loca de sexo desenfrenado, porque de solo pensar en lo buena que eres en la cama, no puedo entregarme físicamente a nadie". –Eso sonaba como el mejor rechazo del mundo. Pero realmente dudaba que sucediera así.

• "Tómame aquí mismo. Me he tatuado tu nombre en una nalga esperando este momento". –Hmm... Simplemente no.

• "Lauren, oh, ama, dime qué puedo hacer por ti y lo haré. He presentido que venías y te he hecho un brownie. Si no te gusta me flagelaré." –Debería haber dormido un poco antes de hacer esto... Estoy desvariando.

Me detuve frente a su casa y me tallé los ojos; restregué mis manos contra mi cara y resoplé. A veces desearía que mis ovarios no fueran tan grandes.

-Voy a hacerlo. –Dije más para mí misma que para Demi.

-Suerte, Jauregui. Ah, si no bajas en quince minutos supondré que te ha ido bien así que me iré en taxi a mi casa... A Cami no le hará mucha gracia verme aquí si es que las cosas salen bien.

-Ponle el seguro a la puerta antes de cerrar. –Fue lo último que le dije antes de subir corriendo las escaleras y plantarme frente a la puerta. Respiré hondo. Di dos golpes sobre la tabla y esperé pacientemente a que alguien me abriera.

-Oh, eres tú. –Me dijo con cara de rancia. Otra vez ella... Era justo como el día en que todo esto había empezado.

-¿Está Camila?

-¿Para qué? ¿Tú sabes la hora que es?

-Sí, es tarde, necesito hablar con ella, por favor. –Ella me miró de arriba abajo, como si meditara si me lo merecía o no. ¡Venga ya!

-Está en su habitación. -¡Madre mía! Me sudaban las manos, tenía frío y calor a la vez. Abrí la puerta sin llamar, y me la encontré justo como esperaba encontrármela. Leyendo. Con unos vaqueros cortos y un sujetador. Nada más. ¡¡CALOR!!

-¿Puedo entrar?

-¿Qué haces aquí? –Me preguntó con indiferencia. Qué indiferencia tan sexy.

La Sexta Fase. [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora