three

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Wooyoung llegó agotado al departamento, notó que San estaba en su habitación por lo que no molestó. Se preparó un sándwich y de paso a su cuarto у escuchó sonidos en la habitación de su mayor.

Él no tenía le necesidad de espiar, realmente no. Porque desde aquella vez, dos semanas atrás, que ambos se masturbaron juntos, volvió a pasar. Algo íntimo entre ellos, pero no les incomodaba. A Wooyoung le agradaba mucho ver como San pierde el control de sí mismo y se masturba tan locamente, muerde sus labios, los relame, entrecierra sus ojos o arruga la nariz. Todas esas veces que estuvieron juntos de esa manera, Wooyoung se dedicó a observar al mayor, después escapaba y se masturbaba solo. Pero ahora San estaba en su habitación, solo. Sin un vídeo ni nada que lo inspire, él estaba sólo disfrutándose a él mismo y Wooyoung murió ahí mismo. Con cuidado de no ser visto él se acomodó en la puerta y observó pacientemente los movimientos de San, el cómo curvaba la muñeca al llegar arriba, cómo apretaba de más al subir y al bajar se relajaba. El movimiento era tan, hipnotizante. Wooyoung se imaginó a él mismo haciéndole eso a San.

Apretó las piernas cuando sintió la necesidad de tocarse y se obligó a aguantar más, él quiere ver más de San disfrutando tan explícitamente.

Cerró los ojos al escuchar esos gemidos tan gloriosos pero se obligó a abrirlos para seguirlo viendo, sus ojos fueron enseguida a esos labios siendo mordidos y jadeó. Ama los labios de San. Tan delgados pero esponjosos. Seguro deben saber deliciosos, se muere tanto por morderlos él mismo, por lamerlos y chuparlos. Cuando San los muerde quedan tan rojos y se le antojan tanto.

No pudo resistir más y corrió a su habitación para aliviarse solo, se sentía miserable pero sabe que no puede pedirle ayuda a nadie más, Wooyoung tiene que mantener su secreto bien guardado, nadie puede saber que él es precoz.

𝗣𝗥𝗘𝗖𝗢𝗭 | j. wy + c. sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora