Capítulo 7

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Ya en casa, no podía dejar de pensar en él. Sencillamente debía admitir que tenerlo tan cerca y luego tan lejos a la vez me enojó. No entendía porque sentía esa molestia o resentimiento de su actuar tan cambiante.

- Mamá, ¿tú estuviste enamorada alguna vez? - pregunté curiosa.

Sus ojos se aguaron.

- Hace mucho amé con cuerpo y alma a un hombre muy noble y de corazón afable. - una lágrima cayó por su mejilla.

- ¿Y cómo supiste que era amor? - ladeé la cabeza.

- Al primer contacto con su piel sabía que era el amor de todas mis vidas. - sus ojos se iluminaron.

- ¿Algo así como que te toque la mejilla con los dedos? - me rasqué la cabeza.

- Exactamente, además de eso sientes algo bonito en tu interior y una conexión. - frunció el ceño. - ¿Por qué me preguntas eso?

- Curiosidad. - sonreí. - buenas noches.

En la madrugada me sucedió algo raro. Tuve un sueño tan lúcido que no sabía si era realidad o solo fantasía.

Me levanté y vi una luz fuera de casa, era extraña y brillante. Al salir vi a Zachary, él me observaba con su sonrisa de lado. Toda su piel pálida brillaba, era como si sus poros destilaran luz y sus labios eran de un tono escarlata resplandeciente.

- Descansa niña. - susurró en mi oído.

Acto seguido desperté de golpe. Me asustaba lo que me estaba pasando, si alucinar con la otra persona era amor, entonces una parte de mí ya no quería sentirlo. La otra parte se moría por saber más de él, aunque muera en el intento. Sabía que, si el viejo Satish se enteraba, era seguro que me mataría.

...

Al día siguiente fui a lavar ropa al Ganges y cuando regresaba a casa, lo vi parado a lado de la puerta.

- ¿Qué haces aquí? - Puse la batea de ropa en el suelo.

- Vine a por ti para llevarte al blue lassi. - sonrió de lado.

- ¡Cómo conoces en dónde vivo! - Exclamé enojada.

- Ayer te seguí para asegurarme que llegaras a salvo. - frunció los labios.

- Yo no te di la confianza para que lo hicieras, así que vete por favor. - me metí a la casa.

Me avergonzaba mucho que él viera la manera en como vivía. Mi casa era a base de barro y heces de vaca, el techo era de calaminas amarradas con telas y lo que pudiese soportar en la época de monzón, la puerta era una vieja madera que las termitas estaban devorando. Era una casa pequeña y muy humilde. Al entrar había una habitación en donde se encontraba la cocina o bicharra, junto a una mesa simple en dónde poníamos los vegetales y platos de metal. En el suelo un tapete de fibra en dónde nos sentábamos a comer. A lado, la segunda y última habitación. Yo dormía en un tapete junto a mamá y papá en otro tapete en la otra esquina del cuarto. En la calamina había un agujero el cuál era una odisea sellar cuando las lluvias llegaban. El baño estaba detrás de la casa, era de madera y tenía un hoyo en la tierra para que caigan los deshechos. Si se preguntan por el agua, lo conseguíamos de un pozo cercano, llenábamos los baldes necesarios para el día y lo llevábamos a nuestro hogar.

Después de cinco minutos me avergonzó mi actitud, así que decidí salir para disculparme.

- Lo siento, no quise actuar así. Es solo que...- me quedé muda y fruncí el ceño.

- ¿Te gustaría ir conmigo al blue lassi? - estiró el brazo- vamos di que sí.

- Oke, solo un momento.

QUIZÁ EN OTRA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora