Capítulo 21

38 7 2
                                    

Dicen que es un acto egoísta el llorar por una persona que parte de este mundo y ya no veremos más.
¿Por qué lloramos? Lo hacemos porque somos nosotros quienes nos quedamos aquí, los que extrañamos. Lloramos por nosotros porque no nos acostumbramos a no ver más a esa persona o decirle ese algo importante o un simple te amo, cuidate.

Los días siguientes a la muerte de Indira todo siguió su rumbo monótono, fui al hospital cada día a ver a mamá. Por supuesto, le conté lo que sucedió, ya que ustedes dirán que Indira no era una buena amiga pero yo era así, un ser con corazón de pollo al que le gana más el amor y los buenos momentos que los malos.
- Ya no llores más hija, deja descansar en paz a tu amiga para que pueda pasar a la siguiente etapa de la reencarnación- me acariciaba la cabeza en su regazo.
- Es que siento culpa de no haberla escuchado el día antes de que muriera mamá- absorbí mis mocos por falta de papel.
- Imagina que ahora estás llorando e Indira te ve pero tú no a ella, te escucha pero tú no la oyes. Imagina que debe sentir esa impotencia tan grande de no poder decirte aquí estoy, por favor no llores. La impotencia de que no sientas su abrazo. Mi niña, somos esencia en un plano astral, el cuerpo que se nos da al nacer solo sirve para poder desplazarnos en el mundo terrenal y cuando dejamos éste, volvemos a ser libres;libres de dolor, de penas, de angustias, ya no sentimos hambre, no pasamos necesidad, no extrañamos, no sentimos nada en absoluto. Por eso te pido que dejes descansar a Indira para que pueda marchar en paz hacia otra vida en la cuál estoy segura que le espera algo mucho mejor.

Tras pensar en lo que dijo me di cuenta que tenía razón.
- De alguna manera tus palabras me reconfortan mi shasha querida, voy a rezar por el alma de Indira y pedirle a los dioses que se vaya en paz hacia su otra vida- me limpié las lágrimas y le di un beso en la frente a mamá.
- Ve hijita, por cierto el doctor dice que salgo en dos días porque mi herida está cicatrizando bien- alzó las manos al aire en señal de felicidad.
- Tendré todo listo para llevarte a casa madre. Vendré mañana por ti, te quiero- le di un beso y salí de la habitación.

Me dispuse ir hacia la casa de Indira para visitar a su familia y hablar con su madre. De camino, pensé que en todo lo que dijo mamá. Me sentí viva y agradecía por primera vez por estar aún aquí en el plano terrenal y acompañar a mi madre. Ella era el motivo por el cual yo vivía, mi motor a seguir cada día. Cada vez que veía sus ojos, podía ver todo lo que había sufrido desde antes de mí, los años pasaban por su rostro y se expresaban en formas de arrugas. Mi meta era ahora hacerla feliz cada día de mi existencia o hasta mi último respiro.
Llegué a la casa de mi amiga, toqué la puerta.
-Namasté señora - le toqué los pies en señal de respeto.
-Namasté hija pasa - nos sentamos en su especie de sala.
-Vine para rezar juntas por Indira y su descanso para que pueda irse a su próxima vida.
-Te agradezco hija. No tienes idea del dolor que siento al no tener más a mi pequeña conmigo, rezar por su alma es lo único que ahora me queda-se levantó y encendió unas velas en el altar de los dioses.

Acto seguido me levanté y la ayudé con la ofrenda a los dioses, empecé a mover la campana, mientras la mamá de Indira hacía un círculo con la bandeja que tenía las velas. Rezamos y pedimos por mi amiga.

-¿Señora ha denunciado lo que sucedió con Indira?, esto no puede quedar impune- fruncí el ceño.
-Fuimos a la policía pero ellos dijeron que no pueden hacer nada lamentablemente, que están atados de manos y lo mejor que podemos hacer es cuidarnos de los peligros que acechan-agachó la cabeza.
-Cómo que atados de manos, deberían investigar, antes no pasaba esto en Varanasi. No debe quedar así en la nada porque la próxima víctima puede ser cualquiera- empecé a dar vueltas por la habitación ofuscada.
- Tú misma lo has dicho hija pero recuerda nuestra condición, somos dalits y nadie da una rupia por nosotros, los policías no harán  nada al respecto- dijo mientras me agarraba de la mano para calmarme.
- Solo nos queda rezar a los dioses por nuestra protección, cuidarnos unos a los otros y estar atentos ante cualquier adversidad.

La impotencia y rabia me invadían enormemente. Cómo era posible que por ser dalits ni siquiera podíamos darle justicia a uno de nuestros muertos o protegernos de unos destripadores roba vidas. Era muy injusto sí, ser dalit es ser invisible, intocable, inservible para la sociedad de castas en India.
Ya casi caía la tarde llegué a casa y en la puerta estaba Zachary. Después de todo lo que pasó en verdad no tenía ya cabeza para otra desilusión más o tratar de entender su accionar en nuestra relación.

-¿Qué haces aquí?- le lancé una mirada que no era de bienvenida.
- Yo te eché de menos y quise verte- se acercó y rodeó sus brazos en mí.
- ¿Tú crees que yo estoy tan muerta de amor para aceptar verte cuándo a ti se te da la gana? Zackary podré ser india, una persona distinta a las demás que has visto en otros países, pero si crees que porque soy de acá voy a aceptar las migajas de tu "amor"  estas equivocado.- lo separé de mí.
-¿Migajas?- la seriedad en su rostro se asomaba.
- Sí Zac, migajas. Hace unos días te necesitaba mucho, te llamé y contestó tu amiguita, tu supuesta hermana y me dijo que no estabas disponible. ¿Qué esperabas? ¿Que fuera a buscarte? Dejas que esa mujer te maneje, no te dignas en venir a verme y cuando lo haces es después de días sin que yo sepa nada de ti- fruncí el ceño y me adentré en la casa.
- Lo siento - suspiró. Tienes razón, yo debí venir antes. Si estoy aquí es porque mi corazón una vez más le ganó a la razón. Te eché mucho de menos pequeña niña.
- Me tienes cansada con lo de la razón y el corazón, no te entiendo en verdad juro que no puedo entenderte. Solo sé o creía que el amor se basaba en respeto, en demostrar con acciones y no desaparecer y aparecer de la vida de la persona que amas como fantasma- empujé la puerta para cerrarla.
-Alisha perdoname por favor-puso la mano para que no se cerrara.
- No Zac, se acabó oke. No puedo más hacer este intento de relación. Tú y yo somos distintos y tenemos otros valores. Vete por favor-giré la cabeza mirando hacia dentro para ocultar las lágrimas que querían salir de mí.
- Alisha yo te amo, si tan solo supieras que pasa conmigo. Me encuentro entre la espada y la pared ahora mismo. Déjame darte un último beso al menos mi amor- empujó la puerta.

Mis manos temblaban porque no era fácil dejar ir a la persona que amas por más que sepas que debes hacerlo.
En su intento de pasar, mis manos flaquearon y terminó entrando.
Me cogio la cara con ambas manos, mientras me olfateaba todo el rostro, cuello, buscaba mi boca desesperado.
Yo estaba parada sin moverme, tenía los ojos cerrados, solo sentía las lágrimas caer por mi mejilla.
Al llegar a mis labios me besó desenfrenadamente, pude sentir su lengua húmeda en mi boca.
Me cargó mientras me seguía besando y llevó al sillón, ya ahí se puso encima mío, era una decisión imposible de momento apartarlo de mí por las sensaciones que él me hacía sentir.
Bajó su mano lentamente por mi pecho y se detuvo en mi cintura, la cual acarició suavemente con sus dedos.
Podía sentir su respiración agitada a la par de la mía. Hasta que reaccioné y lo detuve en seco.

-No, no, no Zachary esto no puede pasar por favor vete- me levanté bruscamente.
-Alisha, yo te amo y te deseo desde el principio de los tiempos-buscaba mi boca otra vez.
-Te dije que no, yo no voy a caer nuevamente contigo. Esto se acabó Zac, sal de mi casa y también de mi vida-lo empujé hacia la salida.
-Mi amor por favor...
-Por favor nada-cerré la puerta.

Ya no pude contener más mi dolor y me dejé caer al suelo al raz de la puerta, lloré porque sabía que era lo correcto. Debía darme mi lugar, él solo jugaba conmigo. Esto no era amor.
¿Cúal era la razón para que actuara así? Es decir, el decía amarme pero si ese era su tipo de amor, yo no lo quería más.
Mientras lloraba en el suelo, él lo hacía al otro lado de la puerta.

QUIZÁ EN OTRA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora