"Mierda"
Me quedé helado pero no me dejé intimidar. Los latidos de mi corazón retumbaban en mis oídos y estaba
temblando. Suga trató de darme una vez con su cuchillo pero me moví a la izquierda. Sonrió y lo trató de
nuevo pero me agaché. Suga entonces aprovechó y me dio una patada en la mandíbula. Solté un grito de
dolor y me tambalee hacia atrás. Me tapé con una mano y vi lentamente el cuchillo a centímetros de mi
cara. Pegué un grito y me tumbé al suelo.
Suga era ágil, creo que la única cosa que me mantenía con vida era la adrenalina. No tuve otra opción y
comencé a correr. Corrí como si el diablo mismo estuviera detrás de mí. Oía las pisadas de Suga no muy
lejos, aceleré el ritmo como pude. Quería llorar, no estaba listo, era verdad, no estaba listo para esto. ¿En
qué demonios pensaba?
Sentí que rodearon mi cintura y sólo fue cuestión de segundos cuando me tumbaron al suelo. Suga y yo
comenzamos a rodar colina abajo pero no por mucho tiempo. Suga quedó sobre mí y sacó su cuchillo. Yo
agarré el mío y lo apunté también. Nos quedamos los dos en silencio viendo fijamente el arma del otro.
Bajé un poco mi vista, llevaba una camiseta negra bastante pegada, definía su bello cuerpo y pude admirar
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que sus brazos estaban calientemente marcados. Cristo, esperen... ¿manos venosas? Joder, joder, joder.
Levanté de nuevo la vista, Suga me sonrió.
— Tú mataste a mi madre —Espeté mientras aguantaba las lágrimas— ¿Por qué?
Él no dijo nada. Observé sus ojos, no parecía molesto... de hecho su mirada parecía burlona. ¿Qué acaso
se burlaba de mí? Observé su pecho que subía y bajaba lentamente, mientras que el mío subía y bajaba
frenéticamente. Parecía que iba a explotar...
— ¡NO TEMO MORIR! —Grité — ¡Y TE MATARÉ! ¡JURO QUE LO HARÉ!
Suga siguió sin decir nada. Sus hermosos...que digo, sus finos labios formaron ahora una sonrisa bastante
macabra pero burlona y coqueta a la vez. ¿Qué jodida mierda?
Estaba harto del juego. Lo más rápido que pude traté de clavar el cuchillo en su rostro pero él agarró mi
brazo justo cuando la punta de mi cuchillo apenas lo rozó. Traté de zafarme pero fue inútil. Suga me
arrebató el cuchillo y lo dejó junto a mí. Me observó detenidamente con una mirada bastante difícil de
descifrar.
— Bien —Dije fríamente — Mátame... —Cerré los ojos listo para afrontar mi destino
Esperé unos segundos pero no sentí nada. Abrí los ojos y vi que Suga estaba examinando mi cuerpo y mi
rostro. Me quedé helado durante unos segundos cuando rozó con su índice mi mejilla. Un escalofrío y
emociones jamás sentidas se apoderaron de mí. Sobó delicadamente mis piernas, me mordí el labio.
Siguió subiendo con toques traviesos hasta sobar mis labios con sus dedos. Jugueteó con ellos y siguió
deslizando sus manos por mi cuerpo. Por fin dejó de manosearme y soltó una pequeño risa. Lo observé