Sentí que mi cuerpo se estremeció al sentir un ardor leve y luego algo húmedo entrar en contacto. Suga
estaba... ¿lamiendo mi cuello? Solté un gemido cuando me pegó con más fuerza a la pared y comenzó a
dejar pequeños mordidas en mi piel, succionaba y lamía. ¿Cómo podía sentirse tan bien? Eran emociones
nuevas, jamás las había sentido. Dolor, deseo, adrenalina, miedo... Muchas cosas a la vez. ¿Cómo
demonios lo hacía?
Sentí su lengua bajar más hasta llegar a mi clavícula, gemí de nuevo. Comencé a respirar por la boca
mientras arqueaba mi espalda, sin poder evitarlo rodee a Suga con mis brazos y mordí mi labio. Se sentía
demasiado bien. ¡Oh, maldita sea con su lengua! ¡No sabía que podías causar tales emociones!
Suga se separó lentamente y me clavó sus hipnóticos ojos. Agarró el cuchillo y clavó la punta en mi
estómago, solté un gemido de dolor y mordí mi labio.
— Me gustan tus gemidos... los de dolor claro —Susurró Suga coquetamente— Me encantaría tenerte
gimiendo todo el día sólo para mí pequeño niño —Se acercó a mi oído para susurrar — Te puedo hacer
gemir de dolor pero también te puedo hacer gemir por otras cosas...
Todos mis vellos se erizaron, mi corazón palpitó con fuerza. Suga clavó más su cuchillo.
— ¡BASTA! —Chillé— ¡DUELE! ¡YA BASTA! ¡POR FAVOR!
— Eso es... ¡GRITA! —Enterró más el cuchillo
— ¡YA! —Aullé— ¡BASTA POR FAVOR! ¡ME LASTIMAS!
— ¡BIEN MOCOSO BIEN! ¡JODER SÍ! ¡GIME MÁS! ¡MÁS, MÁS, MÁS!
El habla se me fue y comencé a gritar, mis ojos se llenaron de lágrimas. Era un dolor insoportable, juré
que iba a vomitar. Suga sonrió. Sus ojos brillaron, tenían un brillo que antes no tenían... era aterrador
— ¡YA, POR FAVOR! ¡PIEDAD! —Supliqué en lágrimas
Suga extrajo el cuchillo, me tumbé a suelo con una mano rodeando la herida. Comencé a toser sangre y a
gemir de nuevo. Sollocé. Suga levantó mi barbilla.
— Esta vez fui generoso —Sus ojos perdieron brillo— La próxima vez te torturaré y no será lindo
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— No me volverás a ver —Susurré débilmente.
— De eso me aseguraré yo —Respondió él fríamente
—Lo juro...
— Más te vale, la próxima vez tu castigo será peor
— ¿Puede haber algo peor que esto? —Sollocé
— Oh mocoso —Suga sonrió como gato— No me conoces...
— No pienso hacerlo —Tosí sangre
Suga sonrió y se levantó. Guardó su cuchillo y se pasó la mano por el cabello. Desearía tanto verlo sin la
máscara... podría apreciar su belleza... aunque ya la tiene pero quería ver más.
Maldita sea yo desangrándome y pensando en verlo sin su estúpida máscara.
— Ve al hospital —Rio— Sino puedes morir desangrado
— Gracias por preocuparte por mi salud —Hablé sarcástico
— Claro, como eres taaan importante en mi vida... —Respondió con el mismo tono
— Lo sé querido, lo sé, para mí no hay nada más primordial que complacerte
Suga levantó una ceja y luego sonrió. Era como ver al mismísimo gato de Alicia en el país de las
maravillas frente a ti. Me estremecí.
— ¿Te gusta complacerme, eh? Niño bonito. —Dijo él lamiendo sus labios lentamente.
— Pero claro, adoraría ver cómo te retuerces mientras escupes sangre
— Como sea —Comenzó a retroceder— Espero no volver a encontrarte estúpido mocoso
—No soy un mocoso —Reclamé débilmente
Suga rio y salió del callejón. Levanté la vista al cielo y me arrastré afuera, sentía una pesadez enorme
invadirme. Necesitaba llamar a urgencias o a alguien... ¡pero no traía mi teléfono!
Me levanté como pude mientras gritaba de dolor, subí colina arriba pero mis piernas me fallaron, traté de
gritar pero me quedé sin habla. Dejé todo mi cuerpo caer sobre la calle, me dejé rodar hasta abajo.
Comencé a toser más sangre, mi vista se volvió borrosa
—Ayúdenme —Susurré como pude
Oí un motor y una voz, luego sentí que me cargaron. Todo se volvió negro