Algo que odio de él es que siempre hace lo mismo, es un hijo de puta.
Tras mucho juego previo, se puso encima de mí y rompió mi lencería nueva, menos mal que en ese momento no era consciente de la situación, después me cabreé con él, pero en ese momento no podía rechistar, me obligaba a ser su sumisa.
Empezó a besar mi clítoris haciendo pequeños círculos, mientras agarraba mis caderas con fuerza para que no temblará más de lo que ya lo hacía.
-Juguemos a algo, cada vez que gimas alto te meteré un dedo en la boca.-
Sin dejarme respirar me metió dos dedos de golpe y me susurró:
-Gímeme al oído.-
Acato órdenes, me encanta hacerlo. Cada vez los mueve más rápido, joder. No podía callarme y menos con su respiración acariciando mi cuello.
Me metió uno, dos, tres, hasta cuatro dedos en la boca, sabía que iba a acabar sucediendo.-No puedo más, me voy a correr- (le dije)
Entonces en ese instante paró, siempre lo hace, pero está vez incité a que siguiera, suelo morderle cuando me hace eso.
-¿No quieres ver cómo me rebotan las tetas? Pues méteme los dedos fuerte.-
No debería decirle eso, soy yo la que después no puede ni levantarse.
Esta vez fue él quien acató mis órdenes, sigo pensando que no debería haberlo hecho.
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Cómo Enamorar A Un Psicópata En 3 Pasos
Chick-Lit¿Realmente nos queremos, o solo te quiero por como me follas? Después de tantos caprichos no sé lo que quiero. Nos descubrieron en el peor momento, sigo pensando que no fue buena opción ser tu sumisa. Una historia llena de dramas, infidelidades y u...