Vampiros en la Escuela.

Extraños en su casa.

Caminaba por la calle en dirección a la casa de Ki y Max. No sabía como debía actuar al frente de ellos. Me sentía molesta y a la vez intrigada. ¿Qué debía hacer? ¿Qué le diría a Max si sabía que fui a su casa solo para ver que le ocurría a Ki? ¿Qué le diría a Ki? Luego de unos minutos por fin llegue, golpee la puerta y su madre me atendió. Era una mujer alta de cabellos largos y negros. Llevaba puesto un vestido azul mar, largo hasta los pies, con unos tacones negros altos y se notaba que eran de marca.

- Hola. Dijo ella. Supongo que eres la amiga de Ki.

- Si. Asentí con la cabeza.

- Adelante, pasa. Dijo extendiendo su mano y apuntando a la sala.

Entre y de inmediato me dirigí a la habitación de Ki, pero de repente alguien me tomo del brazo, era Max. El me dirigió directo hacia una sala grande y oscura, encendió la luz y de repente lo noté mal. Estaba igual que Ki el día que recibí la carta.

- ¿Qué ocurre? Dije susurrando.

- ¿Qué haces aquí? Respondió algo molesto.

- Vine a visitar a mi amiga. ¿Hay algún problema? Respondí molesta.

- ¿No querrás averiguar que ocurre? ¿No?

- Claro que no. Dije con disimulo.

De repente se escuchó un ruido de voces y apagamos la luz. Max me dirigió hacia un lugar extraño y luego ya no lo sentí mas.

Ki encendió la luz y me vio parada en el medio de una sala de proyecciones. Era enorme.

- ¿Qué haces aquí? Esta a punto de llegar gente a casa. Dijo ella.

-¿Qué gente? Respondí con mucha seguridad por fuera, pero por dentro estaba temblando.

-¿Eso te interesa? 

-No. Solo quería saber si estabas bien. Me preocupe mucho. Eres mi unica amiga.

-Claro que no. Tú le agradas a las personas, el unico problema es que te metes a sus casas escondida y sin que nadie logre verte. Dijo con sarcasmo.

-Lo lamento. Creo que debería irme.

-No hay problema, yo también lo siento. Adiós.

-Bye... Respondí con una mueca en mi cara.

En ese instante no me fui. Me escondí en el patio trasero a investigar que estaba pasando. Cuando de repente llegaron los "INVITADOS". Eran raros, jamás vi personas así. No es común. Todos eran iguales, con sus cabellos oscuros y ropas negras que parecían de funera.

¿Habrá muerto alguién? Me pregunté. No, no lo creo. Dije respondiendo a mi duda.