ฯAbyssฯ

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ADVERTENCIA: Mención de violencia y acoso sexual 






La vida de Takemichi nunca fue fácil.

Abandonado en un estado deplorable por sus irresponsables padres en un orfanato en mal estado con solo un año.

Maltratado e intimidado por aquellos niños que se aprovecharon de su debilidad física solo para su egoísta diversión. Los recuerdos más antiguos que tenía eran de niños golpeando su enclenque cuerpo mientras se burlaban de su aspecto y reían al verlo llorar.

Claro esta que no todos sus recuerdos eran horribles y deprimentes, le agradecía muchísimo a Haruhi y a los demás empleados por tratarlo bien, pero los espantosos recuerdos calaban más en su joven e inocente mente, la cual a sus cortos 4 años ya se había convencido sobre como todo el resto de su vida sería un completo e indefenso inútil sumiso

O eso pensó antes de la llegada de Manjiro.

Aun recuerda a la perfección el día que el rubio de ojos carbón llego al descuidado orfanatorio, como todos los niños estaban alborotados al ver al niño de peculiar cabellera caminar con suma tranquilidad por los pasillos del viejo edificio analizando todo el ambiente a su alrededor.

Lo primero que pensó Takemichi al verlo fue ¿Por qué lo habían abandonado? Manjiro era sumamente hermoso, sus alborotados y cortos cabellos rubio cenizo resaltaban sus bonitos y profundos ojos azabache y sus suaves facciones lo hacían ver a simple vista adorable, entonces ¿Por qué? Podía entender que lo abandonaran a él, su horrible cabello negro y enmarañado era difícil de cepillas y era feo, su facciones eran algo finas pero no lo suficiente como para resaltar entre los demás, y sus ojos eran de un azul sin gracia, simples, sosos y aburridos o eso era lo que siempre le dijeron los niños del orfanato.

— ¿Por qué estas aquí solo?

Esa fue la primera cosa que le dijo el rubio su primer encuentro.

El pobre de Takemichi se encontraba escondido detrás de una montaña de cajas viejas en  una polvorosa esquina del oscuro ático de edificio, ese pequeño y sucio lugar lleno de telarañas era el único lugar donde sabía que podía ir y nadie lo sabría o encontraría.

— ¿No sabes hablar? ¿Eres mudo? —Volvió a interrogar el mayor a lo que el menor negó—¿Entonces por qué no respondes?

El de cabellos ébano se avergonzó y susurró un muy suave "lo siento" con la mirada baja y jugando con sus dedos, el niño que estaba frente a él lo intimidaba y mucho, su mera presencia lo hacía, pero algo raro sucedía ¿Por qué lo miraba así? Ya estaba acostumbrado a las miradas de burla, desdén y asco de los demás niños con los que convivía, pero Mikey no lo miraba así, lo miraba con... ¿interés? No, nadie podría sentir interés por él.

— Hazme espacio —demandó Sano mientras se sentaba al lado del pequeño— Me llamo Manjiro, pero dime Mikey ¿Y tu? preguntó mirándolo con suavidad.

— Ta-Takemichi... respondió con timidez abrazando más sus piernas contra él.

El silencio hizo acto de presencia entre los 2 infantes por un largo rato, el pequeño pelinegro no sabía que decir o hacer ¿Por qué Manjiro estaba junto a él? ¿Iba a burlarse de él? ¿Lo golpearía? Ya estaba acostumbrado a recibir golpes por parte de los demás, así que no le molestaba que él  también lo quisiera hacer y prefería que lo hiciera de una vez pero nunca lo hizo ¿Por qué no le  hacía o decía nada? ¿Cómo había encontrado su escondite?

₪ R O Y A L T Y ₪ |MiTake|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora