Le di unas palmaditas en el culo, suspirando.
—No estuvo mal, Sasuke.
Con un medio ceño/medio mueca, se retiró, dejando al descubierto un condón lleno con más semen de lo que había visto en mi vida.
—Un hombre viril. — Me tumbé en el sofá, sonriendo de oreja a oreja, finalmente entendiendo el término ebrio-de-joder.
Se levantó, se quitó el condón y se puso sus pantalones.
— ¿Estás contento contigo mismo?
—Satisfecho en general.
—No llego a perder el control así. Nunca me corro hasta que estoy listo para hacerlo. —Su tono duro era acusatorio, como si yo hubiera hecho algo imperdonable.
¿Qué cosa? ¿Eh? —Esto me tomó por sorpresa también. —Me levanté a buscar mi ropa.
—¿No tienes la costumbre de correrte con tus clientes?
—No.
Una vez más, estaba claro que no creía lo que estaba diciendo la puta. —Algo sobre mí en particular debe ser "especial" y "diferente" entre tu clientela. Supongo que correrse con cada una de tus citas, todo el día, sería un riesgo profesional.
En el tiempo que había recogido mi ropa, él ya estaba en la habitación contigua. Una sensación de vergüenza quemo muy dentro de mi.
Hubiera querido verlo desde la parte posterior. Oí la ducha abriéndose y no tenía idea de lo que tenía que hacer. ¿Irme? ¿Prepararme para la segunda ronda? Agarré mi teléfono, llamando a Ivanna.
Después de haberle dado un resumen de todo, ella balbuceó, —¿Sasuke Uchiha?
—Sí. ¿Has oído hablar de él?
—¡Por supuesto! ¡Es político y multimillonario!
Lo primero me intereso más que lo segundo. Mi padre había estado en la política también. No es que yo alguna vez le dijera al ruso. Y no es que alguna vez me creyera si lo hiciera.
Ivanna continuó: —Él es uno de los solteros más codiciados de Europa, pero nadie puede conseguirlo. ¡Maldito Botox! ¿Es tan hermoso de cerca como lo es en las fotos?
—Si, es absolutamente hermoso.
—¿Has dicho algo de mí? —exigió.
Puse los ojos en blanco. —¡Dime que hago ahora!
—El pago fue excelente, así que aumenta las ventas con él para toda la noche. Ya estás en su lugar, has gastado dinero y tiempo en la ropa, el maquillaje y el transporte.
Los chicos en mis cursos de negocios no sabían nada a comparación de la experiencia que Ivanna había adquirido como acompañante. O la mía, para el caso.
—Tienes razón. Costos irrecuperables.
Los economistas informaban las decisiones que tomaba todos los días.
—Actúa como si él hubiera sacudido tu mundo, —dijo Ivanna, la frase casi cómica con su acento. —Como si él fuera el mejor amante que alguna vez has tenido. —¡Él lo es! —Hazle pensar que él es el único al que le vas a dar tu número privado. Se tragan esa mierda por completo.
—Pero es privado. —Ni siquiera le había permitido a ella dárselo a la agencia. —No quiero que nadie más lo tenga.
—Te conseguiremos un nuevo número esta semana. Por ahora, tu trabajo es jugar con su ego y conseguirlo por el resto de la noche o enganchar una cita futura. Aunque no es probable que esto suceda.
—¿Por qué no?
—Nunca ha reservado a la misma persona dos veces. ¡Oh! ¡Todavía puedo conseguir una cita antes de que él abandone la ciudad! Yo y Sasuke Uchiha, ¿te imaginas?
Sí, Ivanna, sí, puedo. Ella iba a tener sexo con un chico que me había follado. Ella conocería su poderoso cuerpo, se elevaría con su olor. Con el pensamiento, mis emociones, que habían estado de arriba abajo toda la noche, tomaron un disparo.
Cuando la ducha se detuvo, colgué el teléfono, corriendo a la habitación. Me apoyé en la puerta de la suite. Acomodando mi cabello sobre mi hombro, actuando todo sensual.
Él salió del baño con una toalla envuelta alrededor de sus caderas. Por Dios, ese cuerpo.
¿Cómo podía un hombre ser tan bendecido por completo?
Antes de que pudiera decir nada sobre otra vez, él frunció el ceño. —¿Todavía estás aquí?
Mis labios se separaron. ¿Había esperado que me fuera, sin siquiera decir adiós?
Sí. Debido a que mi propósito había sido servido. Él me miraba como si fuera un condón usado. ¡Oooh, este hombre elevo mi espalda! Había sido toda emoción y pasión antes; ahora el frío helado estaba de vuelta.
Se sentó en el borde de la cama, lanzándome una mirada de disgusto. —Supongo que te quedaste con la esperanza de incrementar las ventas por el resto de la noche. ¿Tal vez incluso ofrecerme tu línea privada?
Aunque eso era precisamente lo que me habían aconsejado hacer, le di una sonrisa arrogante.
—Estoy bien por la noche, y mi línea privada permanece privada, querido. Estoy a punto de irme.
Cuando dejó caer su toalla y se metió en la cama alta, me giré para encontrar mi tanga. Desde la habitación, él miraba hacia la sala de estar, elevándose sobre un codo. Lo cogí comiéndose con los ojos mi cuerpo, en realidad inclinando la cabeza para una mejor vista.
Deje que lo disfrutara porque sería la última vez que pudiera ver mi cuerpo.
Una vez que conseguí vestirme por completo, perdió interés y se movió sobre su espalda, doblando un musculoso brazo detrás de su cabeza. Había estado tan afectado por lo que habíamos hecho, mientras que él se comportaba como si acabara de completar una función corporal.
Me dolió. Quería regresarle el daño. —Al parecer tengo que recordarte que la propina no está incluida.
En un tono amenazante, dijo, —Hay dinero en efectivo en la consola del vestidor.
Encontré un sujeta billetes de oro repleto de cientos. Tal vez dos de los grandes.
—¿Cuánto? — Pregunté.
—Toma lo que piensas que tu rendimiento se merece.
¿Rendimiento? ¡Qué imbécil! ¡Había sobrepasado a mi cerebro y él lo tenía! Así que tomé todo, incluyendo el maldito sujeta billetes. Pasando la puerta de la habitación, le dije: —Gracias por el consejo, pendejo.
—Me sorprende que no estés actuando insinuantemente. —¿Todavía se estaba dirigiendo a mí, tratando de provocarme?
Me di la vuelta hacia él.
Burlonamente con una mueca en su lugar, dijo, —Se supone que debes decirme cómo moví el cielo y la tierra para ti. Se supone debes adularme, lo que aumentará las posibilidades de que te reserve de nuevo.
Le di mi mejor sonrisa sarcástica, y ronroneé, —Oh, bebé, ¿no sabes de estadísticas? Las probabilidades no pueden mejorar más de un cien por ciento.
NOTA
Las palabras subrayadas en negritas son dichas originalmente en español.
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"THE MASTER" [Adaptacion Sasunaru]
Fiksi PenggemarRico, político irresistible/jefe de la Mafiya Sasuke Uchiha las prefiere altas, morenas y obedientes para cumplir sus... complicados deseos. Es decir, hasta que el glacial ruso se encuentra con un rubio desobediente cuyo exquisito cuerpecito amenaza...