NOTA
Los parrafos que se encuentran entre dobles asteriscos son recuerdos (**Recuerdos**)
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En el taxi, durante el largo viaje a casa, hice un balance de mí mismo.
Las acciones de Menma habían sufrido un duro golpe en el comercio el día de hoy. A pesar de que reí amargamente por el doble sentido, tenía los puños apretados. Mientras mi cuerpo se sentía muy querido y un poco adolorido, el resto de mí se sentía barato y usado.
Él había hecho que me sintiera de esa manera.
Antes de que pudiera agregar nada, había girado sobre mis talones y lo había dejado, bajando para enfrentar el mundo real. Para el momento en que llegué al vestíbulo estaba temblando. Las luces brillantes me acusaban haciéndome sentir que todos los ojos estaban puestos en mí. Como si todo el mundo supiera lo que había hecho.
Cuando pedí el taxi, un botones silbó para que uno avanzara, pero había sonreído mientras abría la puerta.
—Madam. —Casi le meti una patada donde la merecia, pero me abstuve debido a la regla número cinco. No atraigas atención indebida, Naruto.
Un miserable acto sexual pagado me había aportado una ardiente humillación. ¡Pero el dinero! Cinco mil dólares y luego los otros dos que había tomado. ¡Siete mil dólares! Probablemente pudiera empeñar el sujeta billetes. Tenía un montón para salir de la ciudad. Sin embargo, incluso mi golpe de suerte no me podía animar.
Dinero sucio. Por actos sucios.
Ahora podía añadir prostituta y ladrona a mi hoja de antecedentes penales. Tomé una respiración profunda, tratando de quitarme de encima esa sensación. A mal tiempo, buena cara, Naruto.
El taxi ya estaba a pocas cuadras de mi apartamento.
—Puede parar aquí, —le dije al conductor. Regla número dos: nunca crear vínculos. Si no tomaba precauciones, la ruta de este taxi vincularía mi casa con el hotel.
Él alzó las cejas. —¿Te dejo en este barrio?
Nada aquí podía ser tan peligroso como lo que me había acechado dentro de mi antigua mansión en Jacksonville: mi marido.
Le pagué al taxista y se esfumó. Crucé un estacionamiento abandonado oscuro, esquivando un campo minado de botellas rotas, llantas, silenciadores oxidados y maleza que crecían fuera de control.
Mi espíritu se hundió aún más mientras me acercaba a mi sombrío complejo de apartamentos. No necesitaba de las farolas reventadas para ver la descamación de la pintura, las manchas de óxido y los ductos pegados a las ventanas. Grandes vides se alargaban por las paredes como tentáculos reclamando con fuerza la construcción.
El interior era mucho, mucho peor. Me sentí cincuenta años más viejo mientras subía los escalones de cemento agrietado hacia mi apartamento.
Mientras intentaba desbloquear mi puerta -siempre atascada- un movimiento a mi lado me
puso en alerta.
El señor Shadwell, mi espeluznante casero/gerente del edificio, me miraba con ojos de insecto.
Era uno de esos pueblerinos de Florida que nunca debió abandonar el pantano. Llevaba una de esas camisetas apretadas sin mangas que dejaba ver sus enclenques brazos y hombros peludos. No se ofreció a ayudarme cuando luché con mi cerradura.
En nuestra última conversación le había pedido que arreglara las goteras del techo. Y él me había hecho proposiciones nuevamente. Así que por ahora, dejaba ollas por todos lados.
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"THE MASTER" [Adaptacion Sasunaru]
FanficRico, político irresistible/jefe de la Mafiya Sasuke Uchiha las prefiere altas, morenas y obedientes para cumplir sus... complicados deseos. Es decir, hasta que el glacial ruso se encuentra con un rubio desobediente cuyo exquisito cuerpecito amenaza...