El Chef

Un secreto

Como una caricia suave, delicada y maternal, los rayos del sol pasaron a través de los gruesos cabellos desordenados del Séptimo Asiento de Totsuki, obteniendo de su sueño un ligero gruñido que escapó entre sus dientes al mismo tiempo que tomaba fuertemente la sábana y tapaba su cabeza con la misma, quedando solamente un poco de su cabello a la vista de cualquier persona que decidiera entre en la habitación que compartía con Souma su compañero de clase, quien actualmente estaba centrado en dar lo mejor en la escuela para el próximo campamento que tendría lugar en unas semanas. Él, como un Asiento, estaba casi exento de participar en el mismo. "Casi" era la palabra clave. Estaba obligado a presentar la misma prueba que sus compañeros, pero al ser un asiento su prueba sería mucho más dura, más difícil de superar para él. Y odiaba las cosas difíciles cuando se trataba de comida. ¿Tendría que crear algún plato especial? ¿Crear alguna especialidad? ¿Crear un plato suyo y que solamente él supiera preparar?

Se acurrucó en medio de su cama. Dejó que la densa manta finalmente tapara incluso los mechones rebeldes que intentaron desvelar su posición a cualquiera que entrara en la habitación. Estaba cansado, un poco somnoliento de la mala noche que había tenido. Casi no la recordaba y algunos sentimientos y sensaciones parecían más provenientes de un sueño y no de la realidad. ¿Realmente Alice lo había besado la noche anterior? ¿Realmente él respondió a aquel beso con uno propio? Rindou lo había besado tiempo antes, tras aquella extraña cita en un parque de atracciones. Fue aquel beso el que empujó a la chica a los brazos de aquel hombre que hacía peligrar la posición del director de Totsuki, que hacía peligrar la verdadera comida...

Gruñó entre dientes y cerró fuertemente los ojos. Había prometido no pensar de forma demasiado pesimista, pero su mente no paraba de darle vueltas a su fría relación con Kobayashi desde aquel simple beso que se habían dado. ¿Pasaría lo mismo con Alice una vez se volvieran a ver? Lo que había pasado entre ellos en aquella habitación, había sido algo más que un simple beso, que un choque de labios.

―¡Nga!

Con un brusco movimiento y un quejido, el Séptimo Asiento se deshizo de la pesada manta, dejando su cuerpo semidesnudo completamente a la vista, mostrando su piel ligeramente bronceada a cualquier persona que entrara a la habitación, así fuera su mismo compañero de cuarto. El chico giró sobre la cama hacia el lado derecho, al más pegado a la pared contraria de la habitación y frunció el ceño cuando sintió algo bajo su extremidad. Murmuró palabras inteligibles mientras palpaba aquel objeto blando hasta que obtuvo un quejido de este en forma de un suave gemido.

―¡¿Pero qué?!

El chico rodó por el suelo. Naruto gruñó entre dientes dejando escapar un quejido en forma de gruñido gutural cuando su cabeza golpeó contra el suelo. Quedó allí por varios segundos, mirando el techo de su habitación mientras intentaba recordar lo que había pasado la noche anterior.

―¿Naruto?

El albino rostro de Alice apareció en la visión periférica del Séptimo Asiento. Su cabello blanco cayó sobre el delgado rostro de la adolescente, con mechones corriendo por su frente. Ojos rojos parpadearon ligeramente mientras observaron a su amigo, brillando ligeramente.

―Mierda, mierda―Uzumaki Naruto dejó caer su cuerpo a un lado y procedió a liberar la tensión que aquella postura ejercía sobre su cuerpo. ¿Qué hacía Alice en su cama? ¿Qué había pasado la noche anterior? Por lo que sus vagos recuerdos le permitían ver, Alice había acudido a su habitación para hablar, donde terminaron dándose un beso. Después de aquel contacto, su mente parecía completamente bloqueada―. ¿Hemos bebido?

Alice se deslizó sobre la cama. Dejó su cuerpo completamente a la vista. Un fino conjunto de ropa ítima cubría las partes de la Nakiri, dejando expuesta la piel blanca y suave a los ojos confusos del Uzumaki.