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– Jiminnie, todo esta listo – entra Hoseok llamando la atención del antes mencionado quien se encontraba ahí parado en medio de la sala.

– Oh, esta bien – dice saliendo de su trance – Vamos, ya tengo todo lo necesario.

– Vamos – Hoseok toma la otra maleta y sale de aquella casa.

Jimin saca aquel anillo del bolsillo delantero de su pantalón y lo pone en la mesa que estaba en medio de los sillones, dejo ahí aquel anillo, cuando ambos prometieron ser fieles, amarse en la salud y en la enfermedad, pero tales promesas no serian cumplidas y ahí se quedaba una parte de la prueba de ello, una parte de sus recuerdos.

Dio un último vistazo a toda la casa y salió de ella dirigiéndose al auto donde Hoseok lo esperaba, donde pronto un nuevo camino trazaría en su vida, tal vez no vuelva a ese lugar, pero se llevaba buenos recuerdos y a pesar de la situación actual conservaría los buenos y bellos recuerdos en su corazón.

Jungkook sin prestar atención a la hora bebió todo lo que pudo el resto de la tarde y todo lo que quedaba de la noche, una, otra y otra copa era servida sin importar todo lo que costaría, ya eran pasada la media noche y tambaleándose se dirigió a tomar un taxi e ir a su casa, pero claramente nadie quería alzar a un ebrio que se estaba ahogando en alcohol.

Cuando alguien conocido se detuvo frente suyo, Hana, lo tomo de los hombros y lo subió al taxi e inmediatamente este quedo inconsciente, Hana lo llevo a su casa justo cuando ambos llegaron Jungkook despertó entre lágrimas y Hana apresuradamente pago al taxi dispuesto a acercarse a Jungkook.

– Déjame, vete – con un tono de voz débil dijo – Vete.

– Jungkook solo voy a acompañarte, ni siquiera puedes mantenerte de pie. – responde dispuesta a acercarse, pero el contrario se aleja con torpes pasos.

– Te dije que vayas... vete.

Ella no quería hacerlo, pero no podía discutir con un ebrio.

– Esta bien – suspiro – Me iré. – acepto.

Jungkook torpemente metió las llaves en la cerradura y con torpes pasos se sentó en el sofá que estaba cerca de ahí y entonces lo vio.

Vio el anillo de matrimonio de Jimin en la mesita.

– Jimin... – susurro.

El alcohol que se encontraba en su organismo se desvaneció apenas vio aquel objeto lo tomo en sus dedos y con fuerza lo empuño se levanto torpemente del sillón y fue con torpes pasos ingresando a la habitación abriendo a su paso el closet, vacío, no había las prendas de Jimin, el closet se encontraba vacío, un jadeo abandono de sus labios se dirigió a los otros cajones donde sabía que las pertenecías de Jimin debían estar pero no había nada, nada.

Jungkook cayo de rodillas en medio de la habitación y su llanto inundo toda la habitación, como podía pasar esto, como Jimin pudo si quiera abandonarlo, claro el divorcio, el maldito divorcio, Jimin ya no estaba mas con él.

Con toda su rabia y desesperación en su ser empezó a destruir todo a su paso, aquella cama bien tendida y acomodada se encontraba regada en el suelo, sus ropas tiradas por ahí, su puño ensangrentado y aquel espejo del tocador partido en pequeñas grietas que en el medio tenia un circulo con sangre y Jungkook fuertemente atrapado entre su mano sostenía el anillo que a Jimin le pertenecía, más ahora ya no era así.

– Jimin... – de que servía ahora llamarlo si ni siquiera este lo escuchaba, tomo su teléfono marcando al número de Jimin repetidas veces, pero solo lo mandaba a buzón, tal vez todo ya se había acabado.

Todo se acabo.

Con aquel pensamiento, con los ojos acuosos y la voz ronca se oprimió el corazón, le dolía y dolería por mucho tiempo.

En aquella habitación justo en el centro de esta un cuerpo yacía desmayado por el alcohol en su organismo.

TODO SE ACABODonde viven las historias. Descúbrelo ahora