III

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Adrien estaba enloqueciendo, él era un chico fiel de una sola chica, pero últimamente se avergonzaba a sí mismo pensando en las tonificadas piernas de Marinette y su hermoso y redondo trasero que sin duda parecía hecho por los Dioses, o tal vez por el diablo para tentar a los inocentes hombres a caer en la tentación.

Hace unos días la había sentido sobre él, de manera demasiado clara, estaba enloqueciendo. No pudo evitar los pensamientos sexuales que venían de repente cuando la saludaba en la escuela.

Y lo peor de todo era que hoy empezaría a ser su "masajista personal" a cambio de su amor prohibido, los deliciosos dulces de los Dupain-Cheng. Lo malo de todo eso era que otra creación de la adorable pareja Franco-China era el verdadero manjar prohibido que cada vez anhelaba más probar.

Él intentó ver las fotos de Ladybug para quitarse la imagen del cuerpo casi al descubierto de Marinette, pero todo le recordaba a su querida amiga.

Marinette usaba faldas cortas en la escuela desde hace un tiempo, y muchas veces podía ver la ropa interior de la chica cuando se agachaba, eso hacía a Adrien quedarse hasta tarde pensando en ello.

También un día de esos la vio comer una inocente paleta, pero la manera en la que la chupaba, la saboreaba con su pequeña y rosada lengua, siempre queriendo más... Él casi gimió solo al verla.

No pudo evitar pensar en ella cuando se tocaba, él se sentía despreciable por verla de manera tan sexual, pero ella era demasiado bonita, lo dejaba abrazarla, lo besaba en la mejilla para saludarlo, su lado que no recibía cariño estaba loco por ella, y también sus pensamientos y energía sexual.

Y todo empeoró cuando comenzó a hacerle masajes después de la escuela, la chica siempre estaba en pijamas, unos pijamas prácticamente transparentes, y él podía ver sus pezones marcados a través de la tela.

Muchas veces deseaba solo romper su ropa y tomarla ahí mismo. Dejarle su pálida piel llena de marcas de besos, mordidas, lamerla...

Y todo pasó al siguiente nivel un día que había terminado de hacerle masajes, la chica iba a despedirse besándolo en la mejilla, pero él por accidente"movió el rostro y eso hizo que sus labios se juntaran, por un segundo. Ambos se separaron a disculparse avergonzados, aunque el rubio lo había hecho intencionalmente aun así le agarró timidez.

Y no cabe duda que algo cambió entre ambos.

Él demoraba más en sus "masajes" desde ese día, ella claramente se daba cuenta de las excusas que él ponía para acariciarle las piernas y los glúteos. Y lo dejaba. 

Mi amiga Marinette. | Adrinette.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora