Aquel Amor Inconcluso

Un amor joven truncado por un sueño

No puedo asegurar cuando fue que sucedió, pero en aquel entonces, en ese recóndito y maloliente callejón, antes de conocerte, yo ya amaba tu sonrisa.

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Kioto, Japón. 17 de mayo de 1978.

En la entrada de un pequeño y descuidado parque, Tomioka Giyu, Kochō Shinobu y un chico desconocido estaban teniendo un pequeño altercado...

– Tienes mal gusto para elegir pareja, Shinobu-san. –, digo con sorna al presenciar la incómoda situación en la que se encontraba mi futura esposa, – Ya veo porque no me has dado una oportunidad. –, sigo fastidiándola, un hábito que se me pego de ella con el pasar de los años.

– ¿Y este mocoso quién es? –, con un ápice de irritación, pregunta el joven que se encuentra frente mío.

– Disculpa mis modales. Un placer conocerte, soy Tomioka Giyu, futuro esposo de Shinobu. –, respondo tratando de mostrarme educado, mientras una mirada que denotaba confianza en mis palabras adornaba mi cara.

– Primero Kanroji y ahora este enano, eres un imán de bichos raro, Shinobu. –, ignorando mi presentación, aquel tipo lanza comentarios hirientes a la que se suponía era su 'novia'.

– Prefiero que usen la palabra extravagante cuando se refieren a mí. –, interrumpo al ver la pésima actitud de ese sujeto.

– Son asuntos de mayores, mocoso. No te metas. –, con hastío replica mi intervención.

– Ser adulto no te da derecho a ser un reverendo infame con tu pareja. –, respondo sin titubear mirándolo a los ojos con fiereza, – Como su novio tu prioridad debería ser hacerla sonreír todos los días, no arrojarle comentarios nocivos cada que tengas la oportunidad. Permíteme dejarte bien en claro algo. –, digo mientras doy tres pasos adelante para encarar al chico enfrente mío, a decir verdad, tenía mucho pavor al ver la diferencia de altura, pero no podía parar, – ¡¡Amo la sonrisa de Shinobu!! –, vocifero con fiereza, – ¡¡No solo es esplendorosa y acendrada, su sonrisa siempre es perenne e inmarcesible sin importar la contrariedad, y estoy seguro que cualquiera que la vea se convertiría en un total nefelibata!! –, finalizo de bramar mientras todo sentimiento de pánico abandona mi cuerpo al expresarme con sinceridad mis sentimientos.

– Conmovedor discurso, niño, casi suelto unas lágrimas, lamentablemente ya no puedo perder el tiempo en tonterías como esta. Vamos. –, sin darle la menor importancia a mis palabras, ese chico intenta tomar de la muñeca a Shinobu para arrastrarla lejos de allí.

"Inconcebible...", pienso mientras mis puños se cierran, debía hacer algo.

Entonces, a mi cabeza cientos de recuerdos, en donde Sabito defendía a Makomo de niños mayores, llegan a mí cabeza como avalancha.

En ellos, mi mejor amigo siempre salía victorioso de cada batalla, por su poderosa técnica...

– ¡¡Patada rompe nueces!! –, grito a todo pulmón, propinándole una fuerte patada en las partes íntimas al tipo que trataba de llevarse a Shinobu.

No obstante...

– ¿Por qué no se mueve? –, digo con terror al ver como aquel sujeto permanecía inmóvil mientras unas cuantas lágrimas escapaban de sus ojos.