Capítulo 3

223 28 4
                                    

No podía ver muy bien que era lo que ese lugar resguardaba en su interior, puesto que un manto espeso de oscuridad cubría la zona reclamándola propiedad de las sombras. Empujé un poco más la puerta que antes arremetía con fuerza debido al viento, para asomarme un poco más y observar mejor, pese a que sabía no vería nada.

-¿Esta cosa tiene luces? -pregunté a la nada, a veces era tan retrasado para hablar solo como si algo me diera respuestas. O bien, hablarle a mi propia mascota que se esforzaba por entrar, pero le impedía el paso con mi cuerpo debido a que no sabía si era seguro estar allí dentro.

La reciente nictofobia que había descubierto comenzó a hacerse presente en mi cuerpo, sentía que era peligroso entrar, pero no entendía aún el porqué del miedo irracional a los lugares oscuros. Solamente les temo... Y eso me impedía dar apenas un paso hacia adelante para explorar un poco.

-¡Sombra, cálmate joder, no puedes entrar! -la regañé en un susurro bastante bajo, como si tuviera que guardar silencio para no ser encontrados. Me sentía estúpido por temerle a algo tan simple como la oscuridad, pero bueno, si no tuviésemos algún tipo de miedo no podríamos sobrevivir ante las cosas que nos propone la vida. Aplaudí interiormente por mi analogía rápida.

-¿Qué haces aquí? -una segunda voz hizo que saltara en mi lugar, entrando en un estado de alerta bastante normal en mí, siempre estaba así de todas formas. Un fuerte agarre en mi brazo, mierda, que era tan común sentirlo que mi reacción fue por menuda inercia.

-No -susurré tapándome con mi brazo, en un movimiento veloz sacado todo mi cuerpo del interior del lugar para tener mejor oportunidad de protegerme. Es que, cuando sufres este tipo de cosas, no esperas a que sea otra cosa, es como una especie de trauma que te jode poco a poco.

-¿Qué te pasa chaval? -Mis ojos, antes cerrados fuertemente para no ver, se abrieron de a poco dejándome ver a un chico que no conocía, pero me parecía familiar. Una extraña sensación recorrió mi ser, algo como la vergüenza mezclada con el nerviosismo, había sido estúpido reaccionar de tal forma ante alguien que ni siquiera tenía malas intenciones.

Quizás solamente buscaba llamar mi atención por lo perdido que estaba en la inmensa oscuridad, de una forma un tanto brusca pero para nada peligrosa. Me había demostrado ya vulnerable ante alguien, y eso es un grave error, ¿Y si enrealidad tiene malas intenciones? Ya le he dejado en claro que soy alguien fácil de intimidar, creo que mi punto fuerte es la protección ante los golpes y el escape, no la defenza.

-Nada -susurré escuchando los gruñidos de Sombra, estaba un poco aliviado de que no decidiera correr adentro del lugar al momento de dejar de cubrir la entrada.

Era tímido por naturaleza, aunque intentaba ocultar eso en el Instituto para no mostrarme más frágil de lo que soy. Y eso funciona, enserio. Pero ahora la mirada fija en mí de parte de la persona que acababa de asustarme, me ponía nervioso, tímido, vulnerable... Joder, de nuevo estoy inestable, el solo pensar en lo fácil que es intimidar a alguien como yo, ha bajado otra vez mi ego, y creo que no es algo bueno...

-¿Estás bien tío? Disculpa, no fue mi intención asustarte de esa forma. -Un poco de alivio saber que no era una amenaza, pero mis ganas de que la tierra me tragase no se iban.

-Sí, eh... Permiso, debo irme. -Seguía demostrándome vulnerable, pero que más da, quiero salir de este lugar lo más rápido que me sea posible. Me zafé con un poco de fuerza al notar que no estaba dispuesto a dejarme, esperaba que Sombra me siguiera como la cachorra obediente que es.

-¡Espera! -Joder, déjame -¿Qué te ha pasado en la cabeza?

Corre, corre y huye de tus problemas, es lo que mejor sabes hacer, ¿O no?

EL TEATRO | MINI-FIC RUBELANGEL |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora