Mi situación

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Wow, que gran video...

Eran mis palabras cada día. Me gustaba ver chicas gigantes en diferentes páginas webs. Lo malo es que casi no tenía tiempo. Salgo a jugar con mis amigos pero la mayoría del tiempo estoy pensando en ser pequeño. Me gustaría estar con una de mis compañeras de clase, pero ninguna de ellas sabe de este gusto.

Soy Adam y tengo unos 14 años. Convivo con mi familia, ya saben, mis dos hermanas mayores.

Irene con sus 22 años

Belén con 23 años.

Ellas son las culpables de mi gusto, aunque sus amigas también ayudaron.

Cuando era más chico, jugaban en la casa y me usaba de juguete, ya sea para peinarme, pintarme y todo lo que ellas querían. A veces me ponían sus pies en la cara mientras jugaba. Eso lo hacían para molestar, y al principio era incómodo, pero luego se sintió bien. Lo tenía que ocultar.

Recuerdo cada tarde después de la escuela cuando me ponían sus calcetas sudadas en mi cara. El olor era genial...

Había veces en las que me metía en su cuarto y olía sus zapatos. Procuraba hacerlo con cautela.

Y así poco a poco, lo relacione con las chicas gigantes. Podía estar en sus pies y disfrutar el paraíso.

Una noche muy acalorada, salí de mi habitación al baño note que su habitación tenía la puerta abierta. Sabía que era una locura pero mire que sus pies estaban descubiertos. No sabía si hacerlo o no, así que espere unos segundos y poco a poco me acerque a ellas.

Sus pies estaban juntos, así que decidí oler aunque sea un poco.

El olor fue lo mejor que me pudo pasar. Tenía un olor a crema pero con algo más...

Pero en fin, termine y fui al baño. Estuve pensando en ello y al volver a mi cuarto, decidí oler una vez más.

Me acerque con cuidado y empecé a olerlos. Sin embargo, Belén se despertó, y me vio

Belén: ¿Qué haces?

Adam: !!!

Belén: Espero que...

Ella estaba todavía dormida, así que le trate de decir una mentira.

Adam: Nada, escuché ruidos y quería ver si estaba bien.

Belén: Vete a dormir... Todo está bien...

Y salí de su habitación. Fue una cosa increíble. Toda la noche me imaginé estar en sus pies... Aunque recordaba que eran mis hermanas... Pero jugariamos a masajear sus pies... A ellas les divertía así que no habría problema.

En la mañana siguiente, desayuné para irme a la escuela y me fui.

En la secundaria, todo fue normal, hasta que un amigo (el único que sabe de mis gustos se acercó).

Amigo: Oye, tengo algo que te va a encantar.

Adam: ¿Qué es?

Amigo: Esto.

Me mostró unas galletas. El me explico que me podría encoger con ellas.

Adam: ¿Enserio? A ver...

Amigo: Tonto, aquí no... El efecto es inmediato.

Adam: ¿Cómo lo sabes?

Amigo: Ayer lo probé. Mi hermana y su amiga estaba en la sala y aproveché para ir con su amiga. Me encogí y fui con ellas.

Adam: ¿Y lo disfrutaste?

Amigo: Me morí.

Adam: ¿??

Amigo: Si, si mueres vuelves a crecer en el lugar donde te la comiste.

Adam: Wow... Y como moriste? Te aplastaron?

Amigo: Pues... Me caí de la escalera antes de llegar...

Adam: lo hubieras intentado de nuevo.

Amigo: No, dice que debe pasar un día maximo. Si puedes comer más, pero no te encogeras. Y si mueres... Pues... No sé más, solo decía eso la nota.

Adam: Bueno, lo probaré... Afortunadamente puedo quedarme contigo hoy ...

Amigo: No...

Adam: Eso les dirás... Me quedé contigo. Así podré estar en toda la casa. Ok.?

Amigo: Está bien. Suerte.

Entonces volvía a casa y dejé una nota en mi habitación.

Corrí al cuarto de mis hermanas antes de que llegaran de la escuela y...

Volví a mi cuarto.

Adam: que tonto, si muero apareceré en su cuarto... Entonces... Ya se...

Me metí en mi armario y comí la galleta.

De pronto, me empecé a encoger. Todo fue rápido. Luego de unos segundos, corrí hasta su cuarto.

Corrí... Corrí....corrí... Y me di cuenta de mi error. Era mejor encogerse en su cuarto.

Entonces llegué al cuarto de mis hermanas. Todo se veía enorme... Su cama, su armario, su televisión, todo. Empecé a recorrer el lugar y al ver debajo de la cama, ví que estaban sus zapatos. No sabía que los guardaban allí. Entonces fui y poco a poco el olor apareció.

Al parecer eran zapatos que siempre usaban en casa. Desde lejos los podía oler. Así que me emocioné y empecé a meterme en uno.

El olor era más fuerte adentro, tal vez por mi tamaño. Entonces explore un poco dentro de el y de la nada empezó a temblar

Belén: Hola? No hay nadie...

Belén camino hasta su cama y se sentó. Yo podía ver sus zapatos ir de un lugar a otro. Eso me gustaba. Luego de un rato, se quitó los zapatos. Podía ver sus calcetas blancas de fruta.

Al momento en que se quitó sus zapatos, el olor golpeó mi nariz. Era muy fuerte, pero al parecer ella no lo olía.

Baje de su zapato, y fui directo a su pie. Olía muy fuerte y se veía algo sudada la calceta. Mi impulso me gano y me pegue a su calceta. Se sentía húmeda y olía muy rico. Sin embargo, su otro pie se pegó a su pie dónde me encontraba yo y me aplastó con ambos pies. Todo el olor estaba en mi cuerpo.

Ella no se había dado cuenta de mi presencia, pero luego de unos instantes, logré agarrarme de su calceta, en la parte delantera.

Adam: Estoy a salvó...

Y de pronto, Belén acomodo sus zapatos de nuevo y los metió conmigo en el.

Todo se puso oscuro y lo único que veía era su pie. Una vez que se los coloco, empezó a jugar con sus pies, moviendome y deslizandome a la parte delantera.

Esto no lo tenía en mente, aunque era divertido...

Ella se puso de pie y empezó a andar. Yo trate de luchar, pero era imposible. Paso un rato así, hasta que empecé a escuchar algo aterrador...

Una Pequeña AventuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora