CAPITULO 5: PI'KOSU

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La Enterprise cayó en órbita alrededor de Anzen II aproximadamente 3,7 meses después de su contacto con los jonquilianos y Spock habían notado el creciente malestar de Jim.

El capitán había estado enfermo varias veces en los últimos meses y había ganado una cantidad considerable de peso.

Por ilógico que pareciera, la mayor parte del malestar del capitán provenía de esto último. Se dio cuenta de que el hombre evitaba las situaciones sociales por miedo a ser juzgado por los miembros de su tripulación y se había vuelto cada vez más de mal humor con todo el mundo.

Lo más extraño para Spock mientras observaba a su capitán, era que Jim había desarrollado repentinamente una afición por muchos platos vulcanos a los que estaba seguro no le habían agradado unos meses antes.

También notó el hecho de que el capitán no había comido carne en semanas. En cualquier otra persona, esto no le preocuparía a Spock, pero sabía lo que Jim sentía por la carne. Al hombre le encantaba.

"Lo sé, Spock, lo sé", dijo McCoy cuando Spock le consultó por quinta vez esa semana sobre el comportamiento de Jim. "Sus hormonas están un poco desajustadas, pero lo atribuyo al sentimiento de inconformidad por el aumento de peso. ¿Has intentado hablar con él?"

"En efecto. Pero, salió llorando de sus aposentos", dijo Spock preocupado. "El capitán nunca había mostrado estas emociones. No lo entiendo".

"Si no lo conociera mejor, diría que nuestro buen capitán sufre de síndrome premenstrual", rió Uhura, asomando la cabeza en la oficina de McCoy. "Spock, Kirk te está buscando. Es hora de transportar a nuestro invitado y quiere que tomes el mando mientras él le muestra el lugar. Pues Sulu está ocupado y no confía en Riley".

"Afirmativo", Spock se puso de pie. "Doctor, ¿sería aceptable solicitar que una vez más se investigue la salud del capitán? Ha estado enfermo nueve veces en los últimos tres días. Creo que ha contraído otra enfermedad".

"Lo revisaré Spock, pero no hay mucho que pueda hacer por alguien que no quiere ser ayudado". McCoy suspiró. Spock asintió y se fue.

Uhura entró en el despacho, cerrando la puerta tras ella. "¿Está realmente enfermo otra vez?"

McCoy asintió con otro suspiro. "Sí, yo también estoy confundido como para explicarlo. Lo atribuyo al estrés. El pobre Jim se está volviendo loco pues no hemos estado en una 'misión emocionante'; como él dice, en meses".

"Spock está realmente preocupado", observó Uhura. Había visto la forma en que el vulcano echaba miradas disimuladas al capitán como si se estuviera asegurando de que este no estuviera desmayado.

"Sí y no sé cómo Jim no lo ve", refunfuñó McCoy. "Es más cabeza dura que un Klingon congelado".

"Tenemos que hacer algo con esto del amor no correspondido, los está matando", dijo Uhura con tristeza.

"Lo sé... Pero no creo que podamos hacer nada", McCoy se hundió en su silla. "Le he dicho a Jim tantas muchas veces lo que siente Spock por él, pero no me cree. Sólo puedo asumir que es lo mismo con Spock".

"Sí", Uhura puso los ojos en blanco. "Nos vendría muy bien ese milagro ahora mismo".

"Sólo podemos desear que pase pronto".

***

Jim miró a la mujer que acababa de entrar en el transportador y sonrió. Era alta y delgada, con el pelo negro como el color de un cuervo y las orejas puntiagudas; era una típica vulcana. Lo que le pareció extraño fueron los expresivos ojos anaranjados. Nunca había visto a un vulcano con ojos naranjas. Tampoco había visto nunca a un vulcano que le sonriera como lo hacía ella.

Nuestra Familia (Spirk) // (Kirk x Spock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora