La Obsesión Del Mafioso "#1" [Terminada/Sin Editar]

🔥 Capítulo 10🔥

🔥 Capítulo 10🔥

Mini maratón: 2/2

—Ultimamente tienes una sonrisita ¿A qué se debe?— han pasado solo 5 días después de lo sucedido. Lili tiene sus manos en su cadera viéndome con su ceño fruncido.

—Tu, por qué crees, ¡Es obvio! Recupero su casa del Banco, es claro que tiene que estar contenta — me justifica Joel, pasando un brazo por mis hombros. —A poco no, Clarita —

—Mejor, dejen a mi hija en paz, a pongan a trabajar esa manos y esos pies, Chu, chu.— los corre Jose, se retiran riendo. —Es un gran alivio hija que has podido impedir que te quitarán tu hogar.—

—No sabes el peso enorme que me quite de encima, José. —

—Por cierto , ¿Cómo se encuentra tu mamá de salud?—

—Mucho mejor José, más que tengo todo pagado, su salud anda mejorando, ya le compré sus vitaminas. —

—Imagino el susto que pasaron tu hermana y tú, hija—

—Fue horrible, pero gracias a Dios, no fue tan grave. —

—Eso es bueno, pero bien. Seguiré mi trabajo.— me da una palmadita en mi cabeza y se va a su cocina.

Sigo lavando los trastes, mientras pienso en como le iré pagando a Nathaniel.

Hasta el momento, las deudas que tenía las tengo pagadas, la grande sería está, pero quiero creer que podré pagarla lo más rápido posible.

Todas aún no nos creemos que tenemos nuestra casa, de nuestra propiedad como debió ser desde un principio.

Los días que han pasado, han sido tranquilos, tanto en mi trabajo, que los clientes me dejan buenas propinas, en mi casa, nada nos falta, en mi vida personal, mi mamá se encuentra mejor, mi hermana no a visto al vago ese. Menos ahora que mi mamá va atraerla.

Sigo rogando que mis días transcurran a la normalidad cómo me está yendo.

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A la hora de la salida, hoy en tocó salir temprano, son las 5 de la tarde. Acompañe a Lili a su casa, ya que necesito algo que me preste, José y Joel se fueron juntos.

Y como siempre, tenemos que pasar por la casona, que me siguen dando escalofríos al pasar por aquí.

Terminado de pasar siento un alivio al ver qué estámos por llegar a su casa. 

Al entrar, me da los plumones, brillantina, pintura y cartulina.

—Bueno, así quedamos, el sábado, te pago— estas son cosas que a ella le sobraron y me está vendiendo.

Hace un ademan con su mano. Sin mucha importancia.

—Cuando quieras, yo también te pido cosas, nos ayudamos mutuamente— me guiña un ojo abriendo la puerta.

—Igual, me ahorras la caminata para ir hasta la papelería— la más cercana me queda a 8 cuadras de mi casa.

—Tambien— se recarga de la puerta. —Segura que no quieres que te acompañe, aunque sea en la esquina, o que llámenos a José o Joel—

—No, así está bien. Todavía está clarito, nos vemos mañana— con un beso en mejilla me despido, comienzo a caminar con mi bolsa llena de cosas para mí tarea de la Universidad.