III: En la realeza (2/2)

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Cuando niño le enseñaron que los alfas eran personas que imponían respeto y temor, que atraían las miradas por su grandeza; era un niño ingenuo por lo que lo creyó, sus ocho años llegaron fugazmente y con dicha fue anunciado que era un alfa, aquel día fue el más espléndido de su corta vida, sus padres lo elogiaron y el pueblo celebró en su nombre su agasajo duro un solo día, al llegar el amanecer el volvió a ocupar su lugar en las sombras.

Una vida tranquila y sin llamar la atención se le fue obligada a tomar, vivir tras la sombra de sus hermanos someter sus deseos al silencio, si algo dolía o si algo le llegaba a molestar debería callar pues sus problemas no eran importantes a comparación de lo que sus hermanos sentían.

Sus días eran una constante, en la primera hora de la mañana despertar, estudiar hasta la hora del almuerzo e intentar comer lo que no en su desayuno, estudiar esperando a que la noche llegará para volver a dormir. Sus días eran poco interesantes y aunque los odiaba, simplemente se acostumbro a ellos.

...

Un hermoso amanecer relució acompañado de sus cálidos rayos que se posaban con descaro por los alrededores junto una suave llovizna que se negaba a retirarse, un suave frío se sentía por el lugar de manera que se abrigo un poco. Con determinación salió de su recamara y camino al despacho de su madre, su corazón tembló al tener la puerta de ese lugar frente a el, suspiro y toco suavemente.

-. Madre, soy Tabari

-. Adelante...

Con firmeza ella respondió dando permiso a su hijo de verla, aquella mujer se mantuvo firme al ver a su hijo y con un semblante serio pidió que hablara.

-. Madre, ¿ Puedo salir del palacio por unas horas?

-. ¿Por qué motivo?

-. Deseo caminar

Susurró con miedo, su madre dejo de mirarlo.

-. Está bien, puedes ir...no pierdas el tiempo en tonterías hoy tendremos visitas.

Con algo de emoción salió del palacio, ansiaba poder ver aquel fenómeno de colores que eran ilustrados en sus libros viejos, empezo a caminar con más prisa con dirección a un alto lugar en el que esperaba poder apreciar un arcoiris, su paso se detuvo en la sombra de un inmenso árbol, su tronco era viejo y gastado pero con esperanza de sus ramas salían pequeñas hojas anhelantes de vida.

La llovizna bajo su intensidad, quedado solo unas pocas gotas que caían junto a la luz del sol, las grises nubes empezaban a ser consumidas por el azulado cielo, Tabari jadeo emocionado al ver dos arcos de suaves colores colarse entré las pocas nubes que se resistían a dejar su posición, su corazón latía con apresuro y en sus mejillas un suave sonrojo se poso.

-. Es bellísimo ¿Verdad?

Una suave voz se escuchó detrás suyo, Tabari se giró teniendo a vista a un joven quizá mayor que el sonriendo, su atención fue tomada rápidamente por la cabellera roja del desconocido, que se acercaba a el con un paso lento y calmado, camino hasta que ambos estuvieran lo suficientemente cerca como para sentir incomodidad.

-. Disculpa ¿Me podrías indicar cómo llegar al pueblo?

Pregunto mientras rascaba suavemente su mejilla con uno de sus dedos, Tauro con algo de confusión intento responder.

-. Soy...un poco malo con las indicaciones, pero si deseas puedo llevarte.

-. Está bien, llévame por favor.

SINNERS (Zodiaco Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora