Parte 5

5 1 0
                                    

La misma rutina de cada mañana, me levanto de la cama, todas nos hicimos responsables de la cama de cada una, pero esta vez, estaba Izanami junto a Rebecca, ellas estaban hablando como si de eso dependiera la vida de ambas, sonrío un poco, al acercarme a ellas aún siguen hablando, pero antes de que cambien de conversación escuche de parte de Rebecca.

—...Y así fue como Astrid dejo de sonreír— mi sonrisa se desvaneció por completo al escuchar eso, ¿Ella sabe lo que hizo Nick? ¿Me llevaría con él? Me acerco a ellas, pero un poco seria, me ven, pero no saben cómo sacar conversación, solo se quedan en silencio.

—¿De que hablaban? ¿Algo interesante?— Izanami trata de disimular una sonrisa, lo cual no le queda por el contrario Rebecca muestra esa sonrisa que a todos calma, me abraza y la alejo, me siento insegura a su lado, solo veo como la nipona y Rebecca empiezan a entablar de nuevo conversación.

A lo lejos veo a un par de niños corriendo por los pasillos, sonrío y me voy a donde van los niños,  pero algo me detiene y ese maldito tenia a una pequeña sus piernas, el le habla tan gentilmente, las monjas a sus lados hace que el resalte como alguien que fue iluminado por el mismo Jesucristo y Dios, mis manos van a los lados de mi vestido para sostenerlo con fuerza, mis ojos se inundan de nuevo de lagrimas, pero un niño pequeño choca conmigo.

—Hermanita, ¿Por qué lloras?— sus ojitos marrones me miraban con curiosidad, su gentileza desborda por todos lados, hasta fácilmente podría decir que este niño seria un pequeño ángel que vino a curar mis heridas. 

—N-no, estoy bien pero dime, ¿Cómo te llamas?— deje de lado el malestar que me abatía en este momento, me agache a su altura, no es que yo fuera tan alta, pero el nene esta chiquito.

—Me llamo Demian, soy un niño huérfano y vine aquí para que una familia me adopte, y sea muy feliz, tengo apenas 5 años— muestra su manita con sus cinco dedos arriba— , soy muy inteligente y me gusta mucho el chocolate, aunque en la casa donde estoy ahora, no dan muy seguido chocolate o dulces— me sonríe y cierra sus ojos por el gesto, veo su cuerpecito, sus piernas y rodillas están con un par de banditas las cuales me imagino que es por que se cayó o se lastimó, todos los niños del orfanato tienen unos short color negro con unos tirantes color blanco al igual que su camisa, unas calcetas que llegan a media pantorrilla y sus zapatos negros, el vestía de la misma manera, solo que estaba un poco sucio. 

—Pues Demian, soy Astrid, de ahora hasta que te adopten seré tu hermana, todos los domingos vienen a la misa ¿No?— él en silencio asiente con su cabeza aun manteniendo esa sonrisa que me llena de alegría, lo tomo entre mis brazos para cargarlo — Entonces, ven a mi habi...

—Pequeña Astrid, que bueno verte de nuevo, estas hermosa por cierto— su horrorosa voz se escucha a mis espaldas, él monstruo que lleva de nombre Nick, se acerca, me toma por la cintura y yo solo me congelo.

—Ahh- y-yo, emm— Demian me toma con fuerza del cuello y esconde su rostro entre mi pelo, yo pongo una de mis manos sobre su espalda para que sienta que estoy con el, Nick solo se digna en seguirme tocando, aborrezco sus manos, odio todo su ser —¿Qu-qué necesita Sacerdote Nick?— 

—Necesito verte de nuevo en mi habitación, quiero... Repasar unas citas de la biblia contigo, eres muy buena escuchando a los demás, pequeña oveja— sus palabras salieron cual veneno para mi.

—Me disculpa... Pero tengo que ir a cuidar a los niños del orfanato— digo cortante al alejarme a paso apresurado a el.

Bajo de mis brazos a Damián, camino a su lado sosteniendo su pequeña mano, el sonreía a mas no poder, mientras me sostenía, escuchamos unos pasos a la lejanía, no los tome en cuenta, pero cuando se estaban acercando me dirijo a la capilla menor, no se si sea Asmodeus o el imbécil de Nick, me apresure para seguir caminando, volteo mi rostro y veo a Izanami, me trae un poco de calma, pero no demasiada, ella me observa con esos ojos azabache con una gran compasión y una pizca de amor, no se que le haya comentado Rebecca a la nipona, pero se que no es algo bueno.

Un ángel caído   (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora