Séptima Memoria

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El ritmo en la empresa se sentía ajetreado. Los pasos, las voces discretas, pero aglomeradas dando la sensación de miles de susurros. Bin cruzó los pasillos acostumbrado a dicho ambiente, entre sus brazos cargaba con unos cuantos planos arquitectónicos mientras se dirigía a su oficina personal y los dejó descansar sobre una mesa de nogal en cuanto llegó a su destino.

Permaneció inamovible, con la vista perdida en los planos enrollados sobre la mesa, sintiendo ese desagradable sentimiento regresar a su conciencia de nuevo.

El sentimiento de remordimiento y culpabilidad.

Bin tenía que disculparse, o de lo contrario, aquel impulso de buscar redención no desaparecería. Extrañaba a MinHyuk y se sentía miserable no solo con el hecho de que él tuviese la culpa de estarlo extrañando actualmente, no, también era consciente de que había herido a MinHyuk y fue muy tarde cuando supo lo que había hecho.

Sabía que se había equivocado y se sentía arrepentido por su comportamiento, por todas las cosas innecesarias que habían salido de su boca. Fue un imbécil, y lo reconocía, al igual que reconocía que sus celos eran un problema, no solo para MinHyuk, sino para él, en gran medida.

Todos y cada uno de sus defectos los conocía, y sus errores no eran una excepción, pero el más grande de sus defectos era mayor que su capacidad para mejorarse a sí mismo. Su orgullo era el mayor de sus problemas.

Bin tenía un gran conflicto consigo mismo, debido al arrepentimiento y a su incapacidad para renunciar a su orgullo y ofrecerle las disculpas que MinHyuk merecía. 

MinHyuk se merecía esas disculpas, pero Bin no podía dárselas.

Y el pensamiento de jamás mejorar ese aspecto de sí mismo lo aterró y su corazón dolió al solo pensar que MinHyuk creyera que jamás lo haría, y por un momento sintió como su vista se nublaba debido a las lágrimas, sin embargo, el sonido proveniente de la puerta a su detrás le obligó a tragarse sus pensamientos melancólicos y centrarse de nuevo.

—¿Qué haces allí parado? —preguntó DongMin, en su rostro un gesto de extrañeza se había generado.

—Solo... Pensando... —Bin desvió su mirada de los ojos oscuros y suspicaces de su compañero, luego caminó hacia su escritorio y tomó algunos objetos de su relevancia, para finalmente encaminarse al perchero a un lado del escritorio y tomar su saco.

—Pensando, eh. No deberías mejor llamar a MinHyuk en vez de perder tu tiempo en pensamientos. —DongMin habló con fundamentos y tal vez con un deje incisivo.

Bin le volteó a ver, preparado para replicar, aun cuando sabía que no había forma de que pudiera tener razón contra DongMin.

—No molestes, Min... —Terminó por decir, revelando un rostro apesadumbrado y un débil deseo de continuar hablando.

—No estarías así si fueras a disculparte con él ahora mismo. No creas que me das pena, Moon. Eres un imbécil, debes saberlo. —Volvió a hablar DongMin mientras observaba como Bin se dirigía hacia la puerta de su oficina.

—Gracias. De verdad aprecio mucho tu delicadeza.

Bin sabía que DongMin jamás le daría aliento cuando el equivocado y el culpable del problema fuera él mismo.

DongMin era agudo y un poco insensible, pero tenía razón y era justo.

—Vale, de acuerdo. —DongMin decidió emplear un tono más considerado y continuó—: Escucha, Bin. Detente con este comportamiento. No soy el mejor dando ánimos, pero soy bueno para ser conciso con mis consejos. Hazte un favor y busca a MinHyuk.

Lost In Memory | BinHyukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora