◊◊◊◊•Capitulo 3•◊◊◊◊

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Kyan abrió sus ojos con suavidad a la vez que direccionaba su mirada en el peliceleste, dándose cuenta que el beso que sintió en su mano provino de él, tenía una expresión calmada pero un sonrojo se hizo notable por la acción anterior.

— Langa, hey. —Llamó en susurro a su amigo— Estoy aquí.—

— ¡...! ¡Reki! —Exclamó mientras sus ojos se hacían vidriosos, dió un corto salto y cayó encima suyo abrazándolo con cierta fuerza. Como si se fuera a ir.— Estaba asustado...—

El rostro del ojiazul no se veía y aunque la manera de soltar sus palabras fue muy calmado, sus ojos dejaban salir pequeñas gotas de agua que desaparecían en la ropa del contrario al hacer contacto, éste mismo sintió un tacto en su cabeza... era su compañero revolviendole el cabello.

— ¿En serio? Digo, si sentí que moría pero...—Confesó con una sonrisa suave.— El doctor ya me dijo que solo debo guardar reposo por lo mínimo un día.—

— Suena perfecto, pero no sería bueno tener dos de tres personas acostadas sin hacer nada.—Aclaraba dudoso— ¿Que hay si nos turnamos en el día y tarde y nos dormimos juntos en la noche? —Propuso viéndole a los ojos sin rastros de llanto alguno.

— ¡E-Está bien! Pero, creo que sería más correcto que quién reposara fueras tú, ese pie nunca va a sanar si sigues de terco. —Sermoneaba entre comillas al otro chico, pues en su cara solo estaba esa sonrisa de victoria.

El más alto solamente escuchó y volvió a regresarle el abrazo, buscaba contacto y mucha cercanía con el contrario pues, aunque nada grave por así decir, haya ocurrido, aún así esto lo alteró en todos sus sentidos incluidos los de un Alfa.
Hasta mediodía ambos muchachos se despertaron de una pequeña siesta que se tomaron en la cama después de la visita del doctor. "Es cierto ¿Que le pasó a Reki?" Preguntó a si mismo el peliceleste siendo el primero en levantarse de la cama avanzando con pasos suaves porque aunque ya no dolía como antes aún sentía esos calambres dolorosos en el pie, llegó a la sala con su madre quien yacía sentada en el sofá para poder sentarse al lado suyo e iniciar.

— ¿Qué fue lo que te dijo el doctor? —Fue la primer pregunta que salió de su boca.

— Me dijo algo... —Contestó algo insegura.— Dijo que no debía permitir que el joven Reki se sobre-esforzara porque eso podría provocarle mareos y desmayos.—Decía con todos los detalles que había escuchado.— Lo que puede tener podría ser descubierto en algunos días pero... No tiene nada tan malo, hijo ¿Tu estás para él verdad?—

Analizaba cada palabra de la información que recibía de su progenitora lo cual resultaba algo alarmante pero que debía ser tratado con gentileza, a todo esto decidió contestar la pregunta de la mayor.— Eso está muy claro mamá —Respondió firme.

— Me alegra oír eso —Sonrió dulcemente a su hijo.— Porfavor, no lo vayas a dejar solo, sin importar que le suceda a uno, ¿Si? —

— Si. —Fue su respuesta.

A través de dos cortinas pasaba un leve rayo de sol que caía en la cara del pelirrojo causándole una molestia, provocando que se diera una vuelta en la cama, lo que no sabía es que estaba al borde y terminó cayéndose.

— ¡AUCH! —Se quejó.

Estando en el piso, se sobó la cabeza por el impacto que sufrió al caerse de la cama "¿Dónde está Langa?" Se cuestionó al no verlo por la habitación, mágicamente la puerta se abrió de manera brusca y por ahí entro a quien buscaba, se ruborizó por la escena en la que lo encontró tirado en el piso. El ojiazul se le acercó y lo cargó en sus brazos, la manera en la que había entrado al cuarto fue porque desde la sala escuchó un retumbar en el piso y pues, la única persona en su habitación era él y realmente se preocupó demasiado.

No quiero morir siendo tu amigo (Fanfic/BL/SK8/Renga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora