No quiero morir siendo tu amigo (Fanfic/BL/SK8/Renga)

◊◊◊◊•Capitulo 7•◊◊◊◊

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— Par de homosexuales —Bufó molesto el chico que parecía felino.— ¿Dices que es extraño cuando sabes bien que aquí enfrente tengo a otros gays que se aman mucho?—

Sonaba molesto, pero, la mayoría de cosas que los involucraba a ellos tres siempre terminaban siendo escenas con un toque cómico. Enojados pero avergonzados, se encontraban la pareja de adultos cruzados de brazos evitando la mirada de ellos entre sí, básicamente, ya se habían olvidado que había una mujer en su sano juicio presenciando todo lo que decían y hacían.
El Beta de otro género, hizo oído sordo manteniendo una mirada caída, no es que fuera extraño por ser ambos varones, sus excusas eran que su relación solo se podía sostener en una amistad cercana sin contar qué, sí el contrario buscaba una familia él no podría dársela aún así fueran jóvenes todavía.

Aquí, el chico que vino de afuera, aunque yacía con el sentimiento de un corazón roto, cargó entre sus brazos al inofensivo oji-rojizo cuál niño de preescolar berrinchudo. Pudo percatarse de que él, estaba portando sus ropas que solía usar de vez en cuando, se sintió una presión peligrosa sobre su pecho a la vez que su cara se iba transformando en un tomate debido a que estaba adquiriendo el color de uno. Terriblemente, Kyan pudo darse cuenta del porqué de su reacción que al igual que su compañía, terminó con la cara igual de ruborizada.

— Sólo... Admitanlo de una vez ¡Su amistad no es una amistad después de tod--! —Se cortó su oración al momento en que Kaoru tapó su boca, sentía que ya habían molestado lo suficiente y ahora solo tenían que marcharse.

Todos tenían sus dudas inclusive la madre, pero no se podía resolver todo en una sentada.

— Lamentamos los inconvenientes que hemos causado en su hogar, familia Hasegawa.—Dijo en modo de disculpa el Omega adulto, al momento de decir familia Hasegawa, miró al pelirrojo haciendo referencia con que ahora él formaba parte de ésta.— Nos iremos retirando, con su permiso—

Las personas se fueron retirando aún si uno seguía de terco negándose a irse, dejando en un estado de paz la sala del hogar.

Cautelosamente, el extranjero terminó bajando de sus brazos a su amigo de los cabellos carmesí. Con suavidad, le había dedicado una sonrisa que transmitía tranquilidad seguidamente de unas caricias leves en la parte superior de su cabellera, estaba teniendo la suficiente fuerza para no llenarlo de besos ya que, tenía una carita rojita de confusión y tristeza que buscaba cambiar con esos pequeños actos.

— Todo va a estar bien, Reki, no te preocupes.—Habló sereno, dejando de forma inconsciente un pequeño beso entre tantas hebras de cabello rojizas.— Mejor vamos a preparar algo de almuerzo ¿Si? —

Así fue como el chico de durazna piel, salió de su nube pesada cargada de negatividad, aún mantenía muchas dudas al igual que preguntas pero... ¿Era necesario contar cómo se sentía?
Asintió a la propuesta de su compañero, lo que no se esperó es que éste lo tomó de su cintura amistosamente pero, el dolor que sentía a la hora de despertar apareció repentinamente por un segundo provocando así que cayera al suelo y ahora acompañado del Alfa.

— ¡Ay! ¿E-estan bien muchachos?—Junto una expresión de preocupación, la mujer castaña preguntó al ver cómo éstos dos jóvenes se fueron al piso.

— ¡P-Pfft! —Se escuchó algo alegre provenir del peliceleste.

— ¿? ¿Langa? —Kyan se encontraba bañado de vergüenza y pánico por la estupidez que había cometido.

Hasegawa abrazó con firmeza al oji-rojizo indefenso mientras procedía a carcajearse al momento, las dos personas que restaban en la sala observaban extrañados al joven Alfa hasta que, el Beta mismo, empezó a reírse con él. Sus mentes no querían pensar en nada más que en ésta pequeña escena de felicidad y gracia.