Capítulo 7

20 10 2
                                    

¿Será el destino o la casualidad quien se encarga de juntar a seres que se extrañan, aunque no se den cuenta de ello?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


¿Será el destino o la casualidad quien se encarga de juntar a seres que se extrañan, aunque no se den cuenta de ello?

Giselle

—Aaron. —digo, atónita —¿qué... ehhh... cómo? —parpadeo varias veces tratando de entender.

— ¡Gigi! —exclama el chico frente a mi con una expresión de sorpresa plasmada en su rostro. —¡No puedo creerlo! —extiende sus brazos hacia a mi.

— ¡Ni yo!— chillo de la emoción. Acepto su abrazo. Tenía mucho tiempo sin verlo.

Aaron y yo somos amigos desde hace tiempo, uno muy largo. Cuando recién me mudé aquí el fue quien se encargó de darme el recorrido por la secundaria o cómo el solía decirle "el tour de la perdición" él fue el primero en brindarme su amistad. Siempre fue buena onda conmigo. Hace dos años, él y su madre decidieron empezar una aventura, según me contó se irían a Inglaterra. Cuando se fue nosotros perdimos contacto, ya que su número telefónico tuvo que cambiarlo. Enserio he extrañado a este pendejo. Me hacía mucha falta.

—Pasa doble A — le digo mientras le sonrió y guiño un ojo. Tenemos unos sobrenombres muy raros, decidimos duplicar la primera sílaba de nuestros nombres y es por eso que él me dice Gigi y yo le digo doble A. —¿Cuándo has llegado?

—Hace unas horas, la verdad. —me dice mientras me mira divertido — ¿vives aquí?

— No, ¿cómo crees? Tengo un sugar daddy que me mantiene — suelto una carcajada mientras el arquea una de sus cejas. — Obvio que vivo aquí, de hecho... es mío.

El luce asombrado. — Pero... ¿cómo lo has conseguido si apenas tienes veinte? ¿Asaltaste a un banco o qué? — me observa con interés.

—JA.JA. —le digo con mala cara. — Verás... cuando te fuiste del país, la secundaria empezó un programa, en el cual debíamos de hacer un proyecto de vida y el que mejor quedara sería el ganador de un apartamento. — pongo mis codos en mis muslos y me inclino un poco hacia él —ya puedes ver quién se lo ha ganado.

Sus ojos reflejan algo familiar — Aunque estuvimos varios años separados... estoy orgulloso de ti, Gigi. — se seca una lagrima falsa. Dramático.

—Lo sé, créeme que lo sé. Tus palabras van directas a mi corazón de pollo — le sonrío con nostalgia. —Oye... es que tengo curiosidad— eleva sus cejas y hace un sonido con su boca para que prosiga — ¿qué haces aquí... en este edificio?

—Mi abuela vive aquí. De hecho, he tocado tú puerta por error. He salido a buscar unas cosas al auto y cuando subí me olvide de cuál era la puerta.

— ¿Tú abuela? — digo. De repente me acuerdo de mi conversación de esta mañana con la Sra. Guzmán, ella había dicho que su hija y su nieto vendrían de Londres. Que coincidencia — ¿Tú abuela es la Sra. Guzmán? —él mueve su boca en un acto de desagrado.

Lo que ayer no pudimos serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora