Capítulo 3

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M.


Lo primero que siente al abrir los ojos es una horrible punzada que le recorre toda la cabeza, gruñe entre dientes y se cubre de la luz con las sabanas, pero incluso ese pequeño movimiento incrementa el dolor.

Estira la mano para apagar el despertador y frunce el ceño aún bajo su refugio de mantas porque no recuerda haber hecho nada para sentirse así de mal.

Intenta levantarse, pero cuando las lágrimas inundan sus ojos se vuelve obvio que no podrá hacerlo y recorre con la mirada el cuarto, no hay rastros de la omega e incluso su aroma se ha vuelto más débil, agradece esa costumbre que tiene de levantarse temprano para evitar que ambas se crucen porque no sabe si podría lidiar con ella ahora mismo. Vuelve a acomodarse en la cama y murmura el hechizo que utilizan en las noches para evitar que la luz entre al cuarto — Solo.., ¿Qué demonios?– Se queja abrazando la almohada y cierra los ojos para intentar dormir.

No serviría de nada ir a clases porque al final su condición solo empeoraría más y no quiere tener que faltar después por culpa de eso.

La próxima vez que abre los ojos el dolor no ha disminuido lo suficiente como para que pueda sentirse siquiera un poco mejor, han pasado cerca de tres o cuatro horas y se obliga a levantarse para cambiar el pijama de tirantes por una ropa más decente antes de salir hacia la enfermería del edificio o al menos lo intenta, porque es la primera vez que quiere ir ahí y termina perdiéndose entre los pasillos antes de llegar.

Recorre con la mirada las distintas puertas de los salones pero todos parecen estar vacíos, se acerca hasta las escaleras al final del pasillo, pero cuando va a bajar el sonido de notas desordenadas llena el aire y frunce el ceño entre curiosa y algo molesta, viene del salón a su izquierda.

— De todos los días ¿Por qué hoy?– Se queja sintiendo una dolorosa punzada atravesarle la cabeza.

Las notas errantes comienzan a formar una melodía y gira con curiosidad hacia el salón de música cuando cree reconocerla.

Se apoya contra el barandal y observa la puerta en silencio, arquea la cejas intentando descifrar en donde la ha escuchado antes, pero la voz de una chica llena los pasillos y no hace falta seguir pensándolo — Say something I'm giving up on you...– Es delicado y solo lo suficientemente alto como para que apenas pueda oírlo.

Cierra los ojos sintiendo el dolor que la interpretación le transmite, es tan crudo y atrayente también, se pierde en los recuerdos que la han estado ahogando durante la última semana y desliza su espalda por la pared hasta sentarse en los escalones.

I'll be the one if you want me to...

Se enfoca en su respiración, en mantenerla controlada para evitar que la tristeza le gané y que las lágrimas finalmente se deslicen por sus mejillas — Anywhere I would've followed you...– Es realmente hermosa, aunque melancólica, la forma que ella tiene de exteriorizar sus sentimientos y la envidia un poco por ser capaz de hacerlo.

La desconocida realmente parece verter su alma en la canción.

Su cabeza aún duele pero no puede evitar prestarle atención a la misteriosa pianista y sigue escuchándola hasta que la voz se rompe al terminar de cantar, el timbre del receso suena pero cree oír un vago sollozo antes de que los pasillos se llenen del ruido que provocan los estudiantes. Frunce el ceño cuando el dolor se intensifica y se levanta para bajar sin mirar atrás.

Avanza a empujones hasta que su cuerpo impacta fuertemente contra el de alguien desconocido y el golpe sumado a su mareo son suficientes para hacer que el piso se mueva de forma extraña.

Angel and Demon || CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora